CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CORAZONES SANTÍSIMOS

17. VISITA AL SANTISIMO SACRAMENTO

Jesús amabilísimo, creemos con la más viva fe que, en la hostia consagrada, bajo los accidentes de pan que os cubren como un velo, os habéis quedado Vos, Rey de cielos y tierra, para ser el compañero de nuestro destierro y el alimento de nuestras almas. A fin de corresponder de algún modo a las finezas incomprensibles de vuestro amante Corazón, venimos ahora a consagraros cuerpo y alma, sentidos y potencias, nuestra vida y todo nuestro ser, con el propósito de unirnos a Vos, en un solo y magnífico holocausto.

Cómo quisiéramos, Señor, amaros por los que no os aman, alabaros por los que os olvidan, ensalzaros por los que os desprecian, serviros en la persona de los hombres, nuestros hermanos, y haceros reinar siempre en sus corazones. Recibid, Oh Dios amantísimo, los sinceros homenajes de fe, reparación, amor y gratitud que os debemos; y en cambio dignaos escuchar nuestras súplicas, perdonad nuestras ofensas, inflamadnos en vuestro santo amor, y haced de nuestros pechos vuestra morada en tiempo y eternidad.

Amén.

Fuente: Manual de Piedad Misioneros Oblatos

PROVERBIOS CAPÍTULO 15

CAPÍTULO  15, 1-4

Una respuesta suave calma el furor, una palabra hiriente aumenta la ira.
La lengua de los sabios hace agradable la ciencia, la boca de los insensatos esparce necedad.
En todo lugar, los ojos de Yahveh, observando a los malos y a los buenos.
Lengua mansa, árbol de vida, lengua perversa rompe el alma.

CAPÍTULO  15, 5-8

El tonto desprecia la corrección de su padre; quien sigue la reprensión es cauto.
La casa del justo abunda en riquezas, en las rentas del malo no falta inquietud.
Los labios de los sabios siembran ciencia, pero no así el corazón de los necios.
Yahveh abomina el sacrificio de los malos; la oración de los rectos alcanza su favor.

CAPÍTULO  15, 9-12

Yahveh abomina el camino malo; y ama al que va tras la justicia.
Corrección severa a quien deja el camino; el que odia la reprensión perecerá.
Seol y Perdición están ante Yahveh: ¡Cuánto más los corazones de los hombres!
El arrogante no quiere ser reprendido, no va junto a los sabios.

CAPÍTULO  15, 13-16

Corazón alegre hace buena cara, corazón en pena deprime el espíritu.
Corazón inteligente busca la ciencia, los labios de los necios se alimentan de necedad.
Todos los días del pobre son malos, para el corazón dichoso, banquetes sin fin.
Mejor es poco con temor de Yahveh, que gran tesoro con inquietud.

CAPÍTULO  15, 17-20

Más vale un plato de legumbres, con cariño, que un buey cebado, con odio.
El hombre violento provoca disputas, el tardo a la ira aplaca las querellas.
El camino del perezoso es como un seto de espinos. la senda de los rectos es llana.
El hijo sabio es la alegría de su padre, el hombre necio desprecia a su madre.

CAPÍTULO  15, 21-24

La necedad alegra al insensato, el hombre inteligente camina en derechura.
Donde no hay consultas, los planes fracasan; con muchos consejeros, se llevan a cabo.
El hombre halla alegría en la respuesta de su boca; una palabra a tiempo, ¡qué cosa más buena!
Camino de la vida, hacia arriba, para el sabio, para que se aparte del seol, que está abajo.

CAPÍTULO  15, 25-28

La casa de los soberbios la destruye Yahveh, y mantiene en pie los linderos de la viuda.
Yahveh abomina los proyectos perversos; pero son puras las palabras agradables.
Quien se da al robo, perturba su casa, quien odia los regalos, vivirá.
El corazón del justo recapacita para responder, la boca de los malos esparce maldades.

CAPÍTULO  15, 29-33

Yahveh se aleja de los malos, y escucha la plegaria de los justos.
Una mirada luminosa alegra el corazón, una buena noticia reanima el vigor.
Oído que escucha reprensión saludable, tiene su morada entre los sabios.
Quien desatiende la corrección se desprecia a sí mismo, quien escucha la reprensión adquiere sensatez.
El temor de Yahveh instruye en sabiduría: y delante de la gloria va la humildad.

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