PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles 18 de febrero de 2015
Queridos hermanos y hermanas:
Seguimos con el tema de la familia, en concreto hoy hablamos de los hermanos. La fraternidad era un valor esencial en el pueblo de Israel, encontrando cumplidos elogios de ella en el Antiguo Testamento. Su ruptura, sin embargo, abre un abismo profundo en el hombre. La pregunta de Dios a Caín: «¿Dónde está tu hermano?» no cesa de resonar a lo largo de la historia.
Es en la familia donde aprendemos a abrirnos a los demás, a crecer en libertad y en paz, siendo esa primera convivencia fraterna la que se propone como un ideal para cualquier relación dentro de la sociedad y entre los distintos pueblos.
Con Jesús, este vínculo de hermandad se dilata hasta superar cualquier diferencia de nación, lengua, cultura o religión. Qué mayor elogio puede haber que decir: Es como un hermano para mí. Sin este valor, la libertad y la igualdad alcanzadas por muchos pueblos se convierten en individualismo y conformismo.
Cómo brilla esta virtud cuando en la familia hay un hermano más débil, con qué afecto los demás cuidan de él. También los cristianos debemos ver así a los pobres, a los pequeños, dejando que el hermano toque nuestro corazón como nos enseñó Jesús.
Saludos
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los numerosos jóvenes, así como a los grupos provenientes de España, Chile, Argentina y otros países latinoamericanos. Pidamos al Señor que en esta Cuaresma, que hoy iniciamos, bendiga a las familias y su generosa entrega. Que en ellas aprendamos a ser siempre hermanos. Muchas gracias.
Fuente: https://w2.vatican.va/content/francesco/es/audiences/2015/documents/papa-francesco_20150218_udienza-generale.html