Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo. Reciban mi cordial saludo que lleva los mejores deseos de paz y bien en el Señor. El Señor que llega hasta donde nosotros estamos, nos invita para que vayamos a su viña, trabajemos por el Reino y que lo hagamos sin reservas, sin envidias. El Señor se preocupa por todos los que están por la vida sin sueños, sin ilusiones y por eso llama a todas las horas.
No importa el tiempo que trabajes sino la intensidad con la que hagas la tarea encomendada.
El Señor, que es generoso, nos quiere con obras, con un trabajo concreto y por eso nos invita a la viña.
El Reino de los cielos es la propuesta abierta y directa que Dios tiene para cada uno de nosotros. No importa la hora, lo que importa es la necesidad grande que hay de personas que quieran trabajar en el proyecto de Dios, que quiera ir a su viña y entregar allí, con amor, todo lo que sé es para que los frutos no se dañen, ya al atardecer de la vida vendrá la recompensa que ya no es un denario sino la vida eterna y la alegría de haber compartido con el Señor lo mejor de cada uno para el provecho de la viña. El Señor sale a nuestro encuentro, en el lugar en el que estamos nos llama.
Somos invitados a que nos hagamos partícipes del trabajo que hay en la viña. Es necesario trabajar por el Reino, la mies es mucha y los obreros pocos y la voluntad de Dios es que ninguno se pierda, que los frutos sean buenos.
La sola invitación que nos hace el Señor para ir a trabajar restaura la vida, nos hace capaces de dar lo mejor.
La generosidad que Dios tiene es incomparable, a todos los que llama da la recompensa, lo prometido, lo justo. Dios es bueno, siempre lo será. De su ser nada malo sale, nos ama y por eso es que nos involucra en su proyecto salvador. Él sabe de nuestras capacidades y todo lo que podemos hacer de bueno cuando no nos dejamos llevar por el egoísmo, la envidia o los celos. De Dios aprendemos que lo importante es el servicio, que los primeros serán últimos, que aceptar su invitación para ir a la viña da sentido a la vida, alegría en el servicio y derecho a la recompensa. Dios le da sentido a nuestra existencia sobre todo cuando se nos acerca y nos llama. Dejemos de pensar que Dios tiene nuestra lógica o piensa como nosotros. Él es amor, todo lo hace desde su sabiduría y su corazón pleno de bondad.
Acepta la invitación del Señor que preocupado por ti te llama. Al Señor le duele ver personas viviendo sin sentido.
Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.
Fuente: https://parroquiacarmelitascucuta.com
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