Jesús el Buen Pastor.
Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo. Mi saludo con los mejores deseos de paz y bien en Jesús el Buen Pastor que nos da la vida eterna, que nos cuida y que cumple entre nosotros la misión que le ha encomendado el Padre: que ninguno de nosotros nos perdamos sino que por Él alcancemos la plenitud de la vida en la eternidad.
Jesús es el buen Pastor, nosotros las ovejas de su rebaño.
Somos don de Dios en las manos de Jesús; estamos bajo su cuidado y protección, Él irá hasta donde sea necesario cuando nos perdamos; procurará que nadie nos arrebate de su mano.
Jesús es el Pastor que nos protege, nos conoce y llama por nuestro nombre. Jesús es nuestra esperanza de vida; nuestra seguridad y sabemos de la incondicionalidad que Él tiene para con nosotros. Su amor por las ovejas es la fuerza que le hace perseverar en el cuidado del rebaño.
Al Buen Pastor nosotros le pertenecemos, fuimos creados para Él y en Él nuestra vida cobra sentido, alcanza la plenitud. Jesús nos habla y nosotros reconocemos su Palabra, escuchamos su voz. Sus Palabras están, de alguna manera, escritas en nuestro corazón y su voz retumba desde lo más profundo del ser. Debemos siempre estar atentos a su voz y nunca olvidar que Él es el camino que conduce al Padre.
Con este texto de san Juan (10, 27-30) nosotros podríamos hacer una evaluación acerca del seguimiento a Jesús el Buen Pastor, evaluación que podemos hacer desde los tres verbos que están en estos versículos del Evangelio: escuchar, obedecer, seguir.
Las Palabras del Pastor son para obedecerlas, de hecho el que ama a Jesús cumple sus mandatos.
Dichoso el que escucha sus palabras y las pone por obra. Jesús es el Hijo amado, el elegido y a él debemos escuchar. Obedecer tiene que ver con aquello que María dijo a los sirvientes: hagan lo que Él les diga. Como el Pastor, obedientes hasta la muerte en cruz; obedecer es salir y predicar y hacer todo aquello que en Jesús el Padre nos pide. Seguir como Pedro después de haber ratificado su amor a Jesús; seguir como los discípulos al ser llamados a ser pescadores de hombres; seguir para estar con Jesús y luego ir por el mundo a predicar el Evangelio.
Entre Jesús que es Pastor y las ovejas debe haber un vínculo muy grande ya que es con el testimonio del rebaño que el Reino es conocido, Dios es amado y el amor entre nosotros se presenta como la vivencia y la plenitud de la nueva comunidad que conquistará el mundo.
Que Jesús nos llame, nos cuide y acompañe siempre.
Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.
Fuente: http://ow.ly/KDgs50Fe8gz
Más reflexiones del Padre Jaime Alberto Palacio González, ocd