CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CORAZONES SANTÍSIMOS

SÁBADO SANTO MARZO 26 DE 2016

SÁBADO SANTO MARZO 26 DE 2016

En la mañana estaremos con María, silenciosa, silenciosos. En la mañana estaremos sumergidos en el mar de las preguntas, dejaremos caer nuestras lágrimas, seguiremos sintiendo en el corazón que lo hemos perdido. Todavía no logramos superar el espectáculo de sangre, de odio, del sinsentido de la obstinación o de la terquedad. Y es sábado y es Pascua judía y mientras algunos no salen del desconcierto o de la tristeza, mientras otros no paran de comentar y de tratar de justificar las malas acciones; otros, como María, Juan y algunas mujeres que le seguían, solo esperaban que pasara el día de Pascua para ir y encontrarlo, para ungirlo, para poderlo tocar y besar, para devolverle la dignidad que la ira, el no sé sabe qué de la gente, le han quitado a este hombre que muriendo en la Cruz nos amó hasta el extremo.

Y en la noche nos adelantaremos al amanecer; no aguantamos más la pena, la tristeza. Algo sucede en el corazón. Lo sentimos latir de tal manera que solo estamos esperando que amanezca, que se acabe la Pascua para ir al encuentro. Y sorpresa: ya no está, ¡Ha resucitado! Nos lo dicen los ángeles, lo certifican Pedro y Juan. Lo han visto los discípulos que iban a Emaús.

Ha resucitado. Y es el primer día, nos dimos cuenta al amanecer, y en esta alegría, en esta fiesta, en este triunfo de la vida sobre la muerte, de la esperanza a la desesperanza, de la alegría a la tristeza es Pascua, volvimos a encontrarnos con la fidelidad, con el amor, con Jesús glorificado. El Señor de nuevo ha vencido, ya todo ha pasado, de nuevo somos libertados por el amor de Dios. Jesús ha resucitado.

Felices Pascuas.
P. Jaime Palacio