PARA EL FIN DE SEMANA: JULIO 14 DE 2016.
Contentar al amado.
Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito y de tantas partes del mundo. Paz y bien. Todo lo mejor para el fin de semana que se aproxima y que además será marcado por el hecho de poder celebrar el próximo 16 la solemnidad de nuestra Madre del Carmelo. Desde ahora dispongámonos para acoger con alegría a la madre que vuelve y nos entrega su escapulario como signo de amor y de protección a sus hijos. María nos guíe y acompañe, nos lleve de su mano a Jesús y colme con su acogida cada momento de soledad y tristeza de la vida.
El próximo domingo nos encontraremos con el texto de Marta y María (Lc. 10, 38-42) que nos habla de la hospitalidad de Marta y además su preocupación por atender al Señor y de la acogida de María que a los pies de Jesús le escucha. Hechos que se convierten en una doble invitación para el creyente: abrirle las puertas al Señor, que en casa Él sea el centro, la persona más importante y también servirle en cada una de las personas que llegan. Por un lado servir y por el otro escuchar su Palabra que es la que guía e ilumina la vida y las actuaciones.
Marta y María son dos hermanas que, aunque distintas, hacen lo que pueden desde su manera de ser, por el Señor, le muestran su amor en grandes detalles y en profundos silencios. La relación de las hermanas es complementaria, ellas son distintas en la expresión del amor pero ambas buscan contentar al amado. Marta necesita de la ayuda de María y ésta sin Marta no podría dedicarse tan de lleno a sentarse a los pies de Jesús. La parte mejor siempre será escuchar pero eso no significa que la otra parte sea la peor. Se supone que una orienta a la otra y que mientras una sirve, la otra acoge la Palabra para luego servir.
Jesús también tiene muchas palabras para Marta y seguramente no se irá sin decirle algo, sin enseñarle, sin anunciarle el Evangelio. Jesús tiene hambre de darse, de ser escuchado y también tiene hambre material que se saciará en la mesa que Marta sirva.
Nosotros deberíamos invitar con más frecuencia a Jesús a nuestra casa. Todos necesitamos sentarnos a sus pies para escuchar su Palabra, sus enseñanzas, y también necesitamos sentarnos a la mesa preparada para comer con Él. Acogida a Jesús que implica escucha y servicio. Que nuestra casa sea un lugar de descanso para Jesús y que en cada uno de nosotros encuentre al amigo que se sienta a sus pies y al que prepara el banquete en el que todos como familia seremos saciados.
Que sea nuestra casa el lugar al que se pueda llegar y en el que todos serán acogidos con amor.
Jesús pasa, sigue predicando y yendo a lugares diversos anunciando la llegada del Reino e invitando a la conversión. Jesús, a lo largo del camino, necesita lugares y amigos que desde la propia realidad anuncien el Evangelio. Personas acogedoras, personas serviciales y personas atentas. Hombres y mujeres que escuchen la Palabra, que sean sus amigos y que se conviertan en lugar de descanso, como lo fueron las hermanas de Betania.
Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd