PARA ESTA SEMANA OCTUBRE 21 DE 2018
“… A dar su vida en rescate de muchos”
Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo. Un abrazo cargado de bendiciones y mis oraciones para que día Dios nos colme con su amor. Una semana para que trabajemos de manera muy personal el tema del servicio, que en las obras que hacemos por los demás, Jesús venga engrandecido y el Padre glorificado. Hagamos todo por amor y para que las otras personas alcancen su mayor grado de plenitud por medio de nuestras vidas.
La petición que hacen los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan (Mc. 10, 35-45) es normal para aquellos que no han entendido en qué consiste el proyecto del Reino, la propuesta que tiene Jesús para salvar a la humanidad. No se ha entendido que la propuesta no es bélica, que la propuesta es incluyente y que arranca con la conversión de la mente y del corazón. Que tiene como acción principal el amor y que éste se acompaña de misericordia y del servicio. Los “grandes” del Reino son los pequeños, los que no cuentan para los demás; los que por su condición “pecadora” o social no pueden tener las leyes como parámetro para la salvación; para aquellos que solo pueden alcanzar a Dios y la salvación desde y con el amor.
En el Reino los “últimos” son los primeros” y con seguridad los que gastan su vida amando; los que la gastan por los demás, esos serán los que ocupen en el cielo el lugar que el Padre Dios les tenga reservado.
De los discípulos de Jesús es de esperar que sean personas serviciales, sencillas, pacientes; personas capaces de renunciar a todo aquello que pueda dañarles el corazón. Lo del discípulo es lo del maestro: dar la vida, gastar la vida amando y llegar hasta donde sea necesario llegar para el bien y la salvación de los demás. “beber la copa” y “bautizarse con el mismo bautismo de Jesús” son dos realidades a las que debemos estar abiertos y dispuestos. La idea es tener cuidado de ir a negar con la vida y las obras el “ser del Señor”; cuidado con llenar de ambiciones el corazón cuando lo nuestro es dar, que la de la abundancia del corazón hablan los labios y es de dentro, del corazón, de donde también pueden salir las obras malas, el pecado.
Mucho cuidado con querer gobernar “tiranizando” cuando lo nuestro es acompañar el rebaño brindando toda la seguridad que necesita. Y que jamás olvidemos que estamos para dar la vida en rescate de muchos.
Tengamos cuidado que nos puede suceder que aun estando con Jesús, caminando con Él, cerca de sus enseñanzas, las cosas no lleguemos a entenderlas y sigan primando nuestro propios intereses, nuestros caprichos y ambiciones. Tenemos que llegar a aprender a vivir la vida de Dios, la vida del Reino para entender la dinámica misma de la obra de la salvación. Jesús es un don, un regalo de Dios para la humanidad y para que ésta se salve por medio de Él. Nosotros también, debemos seguir siendo el don de Dios para tantas personas que sabemos se pierden. Nuestra opción debe ser por lo sencillo, por el servicio, por la expresión del amor en cada rostro que nos encontremos.
Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.
Más reflexiones del Padre Jaime Alberto Palacio González, ocd
Fuente: http://ow.ly/fgk630moWDp