CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CORAZONES SANTÍSIMOS

PARA EL FIN DE SEMANA: JUNIO 23 DE 2016.

PARA EL FIN DE SEMANA: JUNIO 23 DE 2016.

Subir implicaba un riesgo que había que correr.
Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana y del Carmelo de Quito, mi saludo con los mejores deseos de paz y bien en el Señor Jesús que nos inspira y motiva a seguir el camino que nos lleva al Padre y que hará posible un mundo en paz y en justicia.

Tomar decisiones a tiempo aunque se corra el riesgo de perder la vida por salvar y defender las opciones fundamentales, es una de las cosas que debemos hacer.

Decisiones a tiempo por salvar la familia, por salvarnos a nosotros, por no caer en lo más bajo de las incoherencias y así no acabar llorando la propia mentira o refugiados en una debilidad que nace de la falta de amor y de convicción. He visto mucha gente llena de sufrimientos, de desencantos y de lamentos por no haber sido fuertes al momento de tomar decisiones y llegaron a situaciones que sobre pasaron los propios límites de la dignidad y ahora se tienen que resignar sin vivir resignados.

Ni los miedos, o los apegos ni mucho menos el qué dirá de los amigos, de la familia o de los seres queridos, pueden ser impedimentos para obrar conforme a la conciencia, para hacer el bien o para vivir coherentemente unos principios religiosos que justo marcan la diferencia con los demás y sobre todo en los comportamientos y actitudes. Cristo es una manera de vivir y ser de Él es una nueva forma de sentir y de amar. Desde Cristo el mundo y lo creado se mira diferente, se mira desde Dios.

Cuando Jesús decide ir a Jerusalén sabiendo que las cosas no andaban a su favor, que los enemigos se habían organizado para matarlo, igual sube, se pone en camino; Ya era el tiempo de ir a Jerusalén, porque allí era donde principalmente tenía que defender la imagen y mostrar el verdadero rostro de Dios; subir cuando en Galilea la fama se extendía y las multitudes le seguían, parece una locura, pero subir implicaba un riesgo que había que correr.

El Reino esperaba su momento para dar frutos y había que confrontar, no había que esconderse, ni mucho menos silenciarse.

Dios impulsaba la obra, el Espíritu conducía pero donde la religión y Dios tenían dueño había que dar testimonio y había que hablar de un Padre misericordioso, paciente y bueno y de un Reino de amor y de justicia y de paz. Hay que tomar decisiones a tiempo y Jesús las tomó.

Jesús en su caminar hacia Jerusalén no decae en el empeño y sigue aprovechando toda oportunidad para hablar y enseñar. No es la violencia la solución a los conflictos; no es acabar con el que no nos acepta, ni destruir a los enemigos. El Reino necesita de hombres y mujeres de paz y capaces de amar; hombres y mujeres disponibles y sin otra seguridad que el Reino, desapegados, sin tristezas y sin historia que atrapen la realidad del presente. El Reino sigue necesitando de personas capaces de tomar decisiones y mantenerse en la verdad, que quieran conocer, amar y vivir como Jesús que le apuestan sin miedos al amor, a la sanación y a la libertad que da el amar desde Dios.

No todos los que dicen sí están preparados, no todos los llamados llegan, pero ahora estamos tú y yo dispuestos a vivir la experiencia del Evangelio así esto implique “subir” con Jesús a Jerusalén.

Con mi bendición:

P. Jaime Alberto Palacio González, ocd