PARA ESTA SEMANA ENERO 30 DE 2022
Jesús ¿Quién eres?
Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo. Un abrazo cargado de bendiciones y los mejores deseos para la semana que comenzamos. Dios nos conceda la oportunidad de aprender a descubrir en las personas su valor mucho más allá de lo que nosotros pensamos o de lo que creemos saber de las mismas.
El Evangelio de este domingo nos habla de presencia de Jesús en la Sinagoga de su pueblo.
Ha leído el texto correspondiente y ahora se presenta como la persona en la cual esa escritura se cumple. (Lc. 4, 21-30) Él es quien realiza o lleva a plenitud las promesas de Dios. Jesús está entre sus amigos, conocidos y seguramente algunos de sus parientes también están en la Sinagoga ese sábado. Y es justo delante de ellos, sus parientes, amigos y vecinos que Él se revela como el Ungido del Señor, la buena noticia de Dios para la humanidad y como quien lleva a cabo la ejecución del año de gracia de Dios, sanando, perdonando, liberando.
Cuando Jesús explica el texto del profeta Isaías que le correspondió leer causa admiración entre los asistentes a la Sinagoga; el lenguaje con el que se expresa está cargado de misericordia y esto llena de esperanza a los oyentes. Jesús habla un lenguaje que no es común; habla las Palabras de Dios.
Su enseñanza está llena de amor.
La gente de su pueblo ha escuchado también que Jesús ha realizado grandes milagros en las poblaciones vecinas y le piden que eso que anuncia, esas obras que realiza en el nombre de Dios, también la realice en Nazaret, tal vez así no solo se admirarán sino que también creerán lo que anuncia, trascenderán el pensamiento y la imagen que tienen de Él. Pero esto no sería una fe en Jesús sino en las obras que Él pueda realizar. Gran error de muchos creyente porque cuando no hay milagros se alejan de Dios.
Es verdad que la gente lo escucha con atención, se sorprenden de su enseñanza y la autoridad con la que habla pero seguro que por ser conocido quieren que las cosas que dice o enseña también las acompañe de algún signo, de un milagro, que en el fondo será lo único que les puede convencer. Jesús se sabe enviado por el Padre, tiene una misión concreta: anunciar el Reino e invitar a la conversión, misión que está abierta a todos los pueblos y culturas.
Al no hacer los milagros que la gente pide, por las enseñanzas que da, Jesús comienza a ganarse unos enemigos que realmente acaban siendo poderosos y convencen a las personas para que no se abran al don del amor de Dios que llega con Jesús.
Los de su tierra no querían ver más allá, se quedaron en Jesús el hijo de José y de María y nada más, no quisieron trascender la personalidad de Jesús al que pensaban que conocían y que ahora los sorprende con enseñanzas cargadas de amor y de misericordia y con milagros que son propios de Dios.
La cercanía y la familiaridad muchas veces crean un velo sobre la identidad de las personas, ponemos rótulos o etiquetas y presumimos de saber todo sobre los demás ¿Quién es realmente Jesús? La respuesta la tenemos que ir descubriendo con la lectura del Evangelio. Por lo pronto Él mismo se ha definido como el Mesías enviado por Dios para sanar y liberar, para anunciar el año de gracia del Señor. Él es que impulsado por el Espíritu transforma la vida de muchas personas al sanarlas, perdonarlas o liberarlas de la esclavitud del demonio.
Abramos la mente y el corazón a Dios que en su amor siempre querrá lo mejor para nosotros.
Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.
Fuente: http://ow.ly/KDgs50Fe8gz
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