CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CORAZONES SANTÍSIMOS

PARA ESTA SEMANA FEBRERO 10 DE 2019

PARA ESTA SEMANA FEBRERO 10 DE 2019

El amor de Dios nos dignifica.

Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo. Mi saludo que lleva también un abrazo grande con los mejores deseos de paz y bien para la semana que comenzamos. Que Jesús llegue a nuestra barca y que con humildad aprendamos a obedecer en fe lo que Él nos pide. Lo imposible no existe en Dios y Jesús ha venido a enseñarnos esta verdad. Es el mismo amor de Dios el que hace posible que él llegue hasta nosotros no importa el lugar en el que estemos. Jesús nos saca de nuestra resignación, del pesimismo. Nos cambia la vida.

En la experiencia del encuentro con las personas vemos que a Jesús mucha gente le busca, se le acerca, pero también vemos que Jesús encuentra personas, las busca, las llama, las invita.

Jesús es encontrado y Jesús encuentra.

La gente lo busca y él busca gente para la gente, para que le ayude, para que sean obreros ya que la mies en mucha. Y Jesús para encontrarnos camina, llega hasta donde nos encontramos, nos llama en la cotidianidad de cada día. Y nos invita a la pesca, a romper esquemas, tradiciones. A quitar del pensamiento lo que nos parece que es imposible. Jesús tiene su lógica; la del amor, la del encuentro, la que nos hace dignos.

Jesús, nos saca del pesimismo, nos lleva a otras aguas, a las más profundas. La rutina y el creer que todo lo sabemos y conocemos es peligroso en cuanto nos puede cerrar a propuestas nuevas que pueden cambiar la forma de hacer las cosas. Jesús debe ser acogido en fe, escuchado en fe, obedecido en fe. Jesús sabe dónde hay peces y está para llevarnos a aguas más profundas, a tanta gente que nos necesita.

No caigamos en la tentación de alejarnos de la experiencia del amor de Dios por miedo o por considerar que no somos dignos. El sentido de que Jesús venga a nuestro encuentro, que nos abra el corazón al amor del Padre, que nos perdone y nos invite a nacer de nuevo debe quitar todo miedo que impida abrirse en fe al amor que sana, restaura, abraza y conforta al que se deja encontrar por el amor.

Lo que nos “hace dignos” ante Dios es el amor con el que somos amados por Él

No somos nosotros los que nos hacemos dignos, es el amor que Dios nos tiene el que jamás ha permitido que perdamos la dignidad. Dios mira mucho más allá del pecado; Él sabe que todo lo malo lo podemos dejar porque no es esencial a nuestra naturaleza. Fuimos hechos para el amor, nacimos para amar, para dar lo mejor de cada uno. Está bien reconocer, en muchos momentos, que no “somos dignos” para también abrirnos a la experiencia del cambio o de la conversión. Siempre motivados por un amor que nos desborda y no por un miedo que nos aterroriza.

La vida nueva, la del converso, la fundada en la experiencia del encuentro con Jesús necesita de la escucha, de la acogida de la invitación y de la confianza. Intentarlo todas las veces que sea necesario, comenzar cada vez que tropezamos, saber seguir cuando se superan los obstáculos. Eso hace también parte del espíritu del converso. Así debemos aprender a obrar nosotros.

No tengamos miedo, el encuentro con Jesús llenará de posibilidades nuestra vida; el corazón de amor y las “barcas de peces”, de hombres nuevos. Todos podemos dar lo que el mismo Dios nos ha regalado.

Con mi bendición:

P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.

PARA ESTA SEMANA FEBRERO 10 DE 2019

Más reflexiones del Padre Jaime Alberto Palacio González, ocd

Fuente: http://ow.ly/mtmH30nE1JX

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