PARA ESTA SEMANA NOVIEMBRE 17 DE 2019
Es hora de confiar, de ponerse en el amor de Dios, de abandonarse. Jesús es fuerza.
Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo. Mi abrazo cagado de bendiciones para esta semana que comenzamos. Una semana para vivir en confianza, en abandono en la providencia de Dios que va mucho más allá de muerte. Dios mismo es nuestra seguridad, nuestra fortaleza y nuestra vida. Con Él de la mano no hay nada que temer.
Cuando llegan los tiempos difíciles, ¿en quién confiar?, ¿qué hacer cuando las seguridades sobre las que nos apoyábamos se tambalean? Buscar en Jesús la luz y la fuerza que necesitamos, eso es lo que tenemos que hacer.
Los momentos difíciles, aquellos de persecución, de tristeza, deben convertirse para el cristiano en oportunidades para mostrar la grandeza, la dignidad, el poder que llevamos dentro
Son oportunidades para que dejemos de pensar en nosotros mismos; no es un tiempo para calcular sino para abandonarse confiadamente en Dios, debemos estar vigilantes y no permitir que otros se aprovechen de la situación, de nuestros miedos. Que nada nos aparte de la experiencia del amor de Dios y más cuando sabemos que este amor purifica o acrisola porque Dios nos quiere de Él, puros para Él y así, desde Él, nosotros seguir transformando el mundo hasta que sea todo de nuevo en Cristo. Dios es más importante que el mismo templo.
Nosotros debemos estar preparados, ya en poco termina el año litúrgico y es bueno hacerse un examen y mirar las cosas de nuestra vida y cómo han transcurrido; tomar conciencia de lo que debemos dejar porque hace daño y de lo que debemos mejorar para cada día ser más de aquellos discípulos que con el ejemplo de la vida evangelizan.
Debemos aprender a vivir en fidelidad nuestra entrega a Jesús
Él está para salvarnos, para iluminarnos, para ayudarnos. Con Jesús no hay que tener miedos porque Él nos cuidará, será nuestra palabra y sabiduría en la defensa y será nuestra vida en la eternidad. Que no sean los miedos, ni las críticas, ni las persecuciones las que nos aparten de la experiencia del amor de Dios, que nada nos impida ser testigos del Reino y que nadie sea impedimento para hacer del cristianismo la opción de vida que enamore a muchos.
Vivamos con alegría cada momento de la vida, caminemos con fuerza y que el Señor nos encuentre siendo responsables con la tarea que se nos encomendó. La vida es una y hemos venido a vivirla con intensidad, hemos nacido para el amor y sin preocuparnos por el final o cómo será, debemos amar; vivamos el presente dando todo lo mejor sin dejar de pensar en lo eterno, en el Dios que nos fortalece y que nos llena de su amor. Dejemos huellas imborrables en los corazones de las personas y, con el ejemplo de vida, enseñemos que con amor y de la mano de Dios la vida se llena de ilusiones y de esperanzas. Vale la pena vivir, gastar el amor y llegar a Dios con un corazón sediento de Él y hambriento de su amor.
Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.
Más reflexiones del Padre Jaime Alberto Palacio González, ocd
Fuente: http://ow.ly/qDYf50xd1Al