PARA ESTA SEMANA JULIO 26 DE 2020
Parábolas del Reino.
Mis queridos amigos de santa Teresita, san José, el Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo. Mi saludo que lleva los mejores deseos de paz y bien en el Señor. Él siga siendo nuestro tesoro y la razón de ser de nuestra vida.
El Reino de los cielos es el tesoro, existe y está para encontrarse; ¡se deja encontrar! solo requiere que alguien se ponga en disposición para el hallazgo. El Reino es también la perla de gran valor que vale la pena adquirir así sea dejando todo para poder comprarla ya que esa perla colma todas las expectativas que uno puede tener en la búsqueda de algo que valga la pena; algo de mayor valor en relación con lo que tenemos. El Reino es la pesca que tanto anhelan los pescadores; pesca que implica trabajo, “tirar” las redes y luego una selección ya que en el mar como en el mundo encontramos de todo y es bueno aprender a rechazar lo que no nos sirve. No todo lo que hay es bueno o conviene a un proyecto de vida específico como en este caso es el Reino de Dios.
Muchos de nosotros nos encontramos en la búsqueda de algo que pensamos es la realización de nuestra vida, el culmen de nuestros anhelos, la alegría definitiva. Hay quien busca tesoros escondidos porque sabe que existen; hay quien busca perlas finas porque sabe que existen y son más bellas que las que tiene; también hay quien pesca siempre con la ilusión de llenar las redes y la barca de pescados y no se cansa de intentarlo porque sabe que en el mar está el sustento de su vida y de las personas que ama. Es importante entender que cuando nos encontramos a Dios debemos acogerlo como el valor o el amor absoluto desde el cual todo lo demás adquiere el valor debido y es amado como conviene.
El Reino existe
Se deja encontrar y de hecho es la razón de ser de muchas personas que ponen su confianza en los bienes del cielo y no en los de la tierra. El Reino que propone Jesús existe para los que entienden que la plenitud de la vida es la justicia y la paz. Porque el Reino existe como posibilidad de crear relaciones basadas en el respeto, la acogida, la misericordia, el servicio; es decir, en el amor.
El Reino es la plenitud de la vida de los que buscan el cielo; la plenitud de la paz para que los que entienden que la guerra y la división no son el camino. El Reino existe para los que van caminando deseosos de dar lo mejor de sí, acogiendo a las personas por su dignidad; para los que se dejan llevar por el corazón amoroso que busca la felicidad.
El Reino se presenta como una realidad a la que estamos siendo invitados, una realidad para elegir. Para optar por el Reino como forma de vida, debemos decidirnos. La decisión por el Reino implica desprendimiento, radicalidad. Las parábolas del Reino nos llevan a tomar decisiones en el tiempo presente ya que llegará el tiempo en el que Dios escogerá; nosotros debemos discernir lo que nos conviene, lo que nos ayude a crecer así en las redes de la vida existan personas que hacen propuestas diferentes que en nada nos acercan a Dios y al prójimo.
Cuando encontremos a Jesús de manera real nos tenemos que aferrar a Él, debemos esconderlo, guardarlo en lo más íntimo del ser para que nadie nos lo pueda robar. Dejemos que la vida se llene de gozo y que Jesús sea la plenitud. Nuestra relación con el Señor debe ser de enamorados. El que se nos hace el encontradizo está para colmar nuestro deseo de amar. Para tener a Dios hay que venderlo todo.
Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.
Fuente: http://ow.ly/SkPw50AIhcc
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