PARA ESTA SEMANA SEPTIEMBRE 27 DE 2020
Creerle a Jesús y amar como Él nos amó
Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo. Bendiciones para la semana que comenzamos y fuerza para cumplir la voluntad de nuestro Padre Dios. El mundo, la viña nos necesita y nosotros estamos siendo invitados por Dios para que demos lo mejor, nos demos a nosotros mismos y trabajemos para la salvación y los buenos frutos de cada ser humano.
En este domingo 26 del tiempo Ordinario la Iglesia nos presenta el texto de Mt. 21, 28-32. Sigue el discurso de la Viña que habíamos iniciado la semana pasada. Les cuento que cada vez que me encuentro con algún texto que me habla de la voluntad del Padre me pregunto si en realidad ¿estoy haciendo lo que Él quiere?; si ¿estoy realizando en mi vida, en mis obras los anhelos más grandes de Dios en medio de la humanidad?
Entiendo que Él me ha elegido, me ha llamado, que Él me ha santificado; hemos recibido el Espíritu de Jesús resucitado y todo para una misión: la de encarnar en el mundo la voluntad del Padre, su amor su bondad.
La voluntad del Padre es que amemos en todas las dimensiones que tiene este sentimiento, por eso en Jesús nos dice que amemos como Él nos amó y que nos pongamos al servicio de los demás con humildad como Él mismo se puso. Abajarse, servir, perdonar, acoger, no juzgar… son realidades con las que los cristianos debemos expresar nuestro amor y nuestro ser del Señor. Las cosas de Dios no son de decir que sí o que no, las cosas de Dios son para obrarlas. La voluntad de Dios tiene como referente a Jesús. De alguna manera podríamos decir que en Jesús vemos el querer del Padre hecho carne, la voluntad de Dios que viene a encontrarnos para que la conozcamos y la obremos.
Cumplir la voluntad de Dios, hacer las cosas que el Padre quiere, tiene no solo como referencia a su Hijo Jesús que vino a mostrarnos lo que Dios espera de cada uno, sino que también el hacer la voluntad de Dios tiene a la base a Jesús. Aceptarlo a Él es comenzar ya a cumplir la voluntad de Dios. Dios necesita de hombres y mujeres con un corazón abierto, sincero, que no esconda nada. Que en nosotros el sí sea un sí y el no un no.
Las ambigüedades dañan proyectos, frustran personas.
No seamos como el hijo que dice que sí solo por ganarse el cariño de Dios con una forma de vivir que solo es apariencia. Somos hijos y estamos invitados a trabajar en la viña; la viña es nuestro lugar, nuestra herencia, nuestra propiedad. Tenemos serios compromisos con el Señor que nos ha dado como herencia su heredad.
Seguramente muchas veces nos hemos negado a vivir como hijos, a hacer la voluntad del Padre, pero el arrepentimiento cuenta, nunca es tarde para comenzar, la viña siempre nos necesita.
Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.
Fuente: http://ow.ly/70SP50Bpi6C