Pensar como Dios.
Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito y de tantas partes del mundo. Desde ahora un feliz inicio de fin de semana, que desde ya nos vayamos disponiendo para el encuentro y el compartir con la familia y con los amigos. Días para dar lo mejor de cada uno a los demás.
El próximo domingo nos encontraremos con el texto de san Marcos (8,27-37) en el que Jesús, luego de preguntar a los discípulos acerca de lo que ellos y la gente dicen de Él, aclara sobre su pasión, muerte y resurrección y después de reprender a Pedro dice que hay que pensar como Dios y no como la gente.
Pensar como Dios:
Hay que pensar que quien te ofende está enfermo del corazón que es el lugar de donde salen las cosas malas, y necesita de tu amor y de tu perdón. Solo así se sanan los corazones heridos o enfermos. Hay que pensar que perdonando a alguien sus faltas salvas a esa persona y la haces feliz.
Hay que pensar que tenemos mucho para dar a quien lo necesite y que además cada persona es presencia de Dios a veces oculto en la realidad de pecado o en la accidentalidad del mal, pero que es, sea lo que sea, rostro de Dios y solo el amor que les podamos dar hará resplandecer el tesoro que se lleva dentro. El amor purifica, limpia, rescata.
Pensar como Dios es hacerlo, intentarlo, comenzar de nuevo todas las veces que sea necesario, no cansarse ni de hacer ni de esperar, porque solo así sentirás mucha alegría y sobre todo plenitud, cuando te sabes aportando a la construcción de un mundo mejor
Pensar como Dios es saber y aceptar que aunque el camino de la redención implique renuncia, sufrimiento o hasta la muerte hay que hacerlo, nada está perdido para quien sabe que la eternidad, el cielo, la paz y el ver a Dios, son la recompensa que nos espera.
Pensar como Dios es descubrir que cada uno tiene un espacio en el corazón y por eso todos somos importantes. Los buenos siendo buenos y haciendo el bien y los malos comenzando un camino y un proceso de conversión hacia Jesús.
Pensar como Dios es levantarse y caminar siempre con la mirada puesta en los marginados, en los más necesitados, en los enfermos que están ahí y en los pobres que claman al margen del camino. Es atreverse a comer con pecadores y hacerse Pan y agua para los hambrientos y sedientos.
No pensemos como los hombres que creen que por pensar mucho son los amos y señores del mundo. Obras quiere el Señor. No pensemos que saludando a los amigos tendremos méritos o ayudando a los que nos pueden agradecer o pagar el favor seremos buenas personas. No pensemos como los hombres en los premios que merecemos por hacer lo que tenemos que hacer. Los hombres piensan que no se deben dar tantas oportunidades a quien falla; que debemos despreciar al que nos ofende, que no debemos relacionarnos con los malos. Los hombres piensan que lo efímero es eterno y que lo eterno no vale la pena porque gasta el corazón en esperanzas.
Pensemos como Dios y apartémonos de todo aquello que llena el corazón de soberbia, de indiferencia, de desamor. Pensar como Dios es ponerse en el zapato del pecador, del pobre, del marginado. En mis y en tus zapatos.
Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd