PARA ESTA SEMANA NOVIEMBRE 28 DE 2021
Adviento.
Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo, un abrazo y todas las bendiciones para esta primera semana de Adviento en la que se nos invita salir y a levantar la cabeza.
Comenzamos un tiempo de preparación, de esperanza
Un tiempo para “recargar” la fe y volver a mirar llenos de esperanza y por lo tanto de alegría, las promesas que Dios tiene para nosotros. Promesas cargadas de amor y de fidelidad; promesas hechas para alegrar el corazón del ser humano y que tienen el sabor de la salvación; son promesas que nos llenan de fuerza para comenzar llenos de certezas el camino del amor.
El Adviento es ese tiempo en el que estamos siendo invitados a levantar la cabeza, es decir, a mirar más allá, al horizonte, para descubrir que los obstáculos, los sufrimientos, las tristezas presentes, van a desaparecer. Podemos desde ya vislumbrar, con esperanza, un futuro diferente porque lo viviremos en la presencia del Señor. Él viene a sanarnos, a perdonarnos, a llenar el corazón de paz y la vida de amor. El Adviento se vive en el silencio de los que esperan una respuesta importante del amado; se vive con la expectativa de los que esperan la llegada de su ser querido y con prudencia y delicadeza se preparan y preparan todo para que quien llega se sienta amado, acogido y, sobre todo, muy a gusto, con cada uno de los que le esperan.
Este tiempo del Adviento es provocativo:
Nos llena de ganas y de fuerzas para salir al encuentro del Señor que llega. Saber que no estamos ni estaremos solos; saber que llega la plenitud del amor que ahora toma la condición humana para que tengamos una experiencia mucho más real y profunda de Él. Adviento es tiempo de obras buenas, de esas que nos sacan de nosotros mismos y nos ponen al servicio de los demás.
El Adviento es un tiempo para decirle al Señor que también nosotros queremos estar con Él, que nos disponemos, nos preparamos para que nos tenga en cuenta y nos llame a su servicio. Vamos pues a disponer al corazón, vamos a vaciarnos y a disponer la mente: que nada nos embote, que nada nos distraiga, que nada nos quite el deseo de encontrarlo, de verlo, abrazarlo, adorarlo y decirle cuánto le amamos.
El tiempo es difícil.
A muchos nos embarga la tristeza, a otros las preocupaciones les han quitado la paz, a muchos la enfermedad les ha enfriado la fe y justo ahora el Señor sale a decirnos: “levántense con la frente en alto”. Vamos a permanecer atentos, vigilantes ante la llegada del Señor. Todo pasa menos el Señor que está siempre ahí con su amor que es eterno.
Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.
Fuente: http://ow.ly/KDgs50Fe8gz
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