Nos hemos reunido aquí para ofrecerte nuestra casa. Queremos que vivas a nuestro lado, que participes de nuestras alegrías y nuestras penas, de nuestra riqueza y nuestra pobreza, de nuestros triunfos y nuestros fracasos.
Te pedimos que nos ilumines en nuestras dudas, que nos adviertas en nuestros peligros, que nos ayudes en nuestras tentaciones, que nos alientes en nuestros contratiempos, que nos orientes en nuestras resoluciones y, sobre todo, que nos enciendas en un gran amor a Ti y a nuestros prójimos, para servirte siempre con toda fidelidad, y hacer bien a cuantos nos rodean.
Concédenos, Señor, que seamos cada día mejores cristianos, que aprendamos a verte en los demás, que nuestra vida sea un auténtico testimonio de nuestra fe, y, finalmente, la gracia suprema de una santa muerte, que nos reúna contigo, en la gloria a todos los que ahora nos amamos aquí Señor, no somos dignos de que entres en nuestra casa; pero si fuiste a la del centurión, y entraste en la de Zaqueo, y viviste en la de María y Martha, dígnate quedarte aquí con nosotros para siempre, que nosotros vamos a procurar que en esta casa nunca haya nada que te disguste.
Amén.
45.1 Consagración Familiar
Señor Jesucristo, arrodillados a tus pies, renovamos alegremente la consagración de nuestra familia a tu divino Corazón.
Sé, hoy y siempre, el guía, el jefe protector de nuestro hogar, rey y centro de nuestros corazones.
Bendice a nuestra familia, nuestra casa, a nuestros vecinos, parientes, bienhechores, amigos y enemigos.
Ayúdanos a cumplir fielmente nuestros deberes. Participa de nuestras alegrías y angustias, de nuestras esperanzas y dudas, de nuestro trabajo y de nuestras diversiones.
Danos fuerza, Señor, para que carguemos nuestra cruz de cada día y sepamos ofrecer nuestros actos, junto con tu sacrificio al Padre.
Que la justicia, la fraternidad, el perdón y la misericordia estén presentes en nuestro hogar y nuestras comunidades. Queremos ser instrumento de paz y de vida.
Que nuestro amor a tu Corazón compense y repare de alguna manera, la frialdad, la indiferencia, la ingratitud, los ultrajes y la falta de amor de quienes no te conocen, desprecian o rechazan.
Sagrado Corazón de Jesús, tenemos confianza en Ti. Confianza profunda, ilimitada. Y estamos seguros de que no quedaremos defraudados. Dígnate Corazón Inmaculado de María vivir con nosotros para siempre.
Dígnate, Señor San José, ser nuestro protector como lo fuiste de Jesús y de María. Santos Ángeles velen sobre nosotros.
Amén.
Nota: Las familias que gusten al terminar de hacer su consagración, pueden escribir sus nombres y la fecha en la hoja y colocarlo al reverso del cuadro de la imagen del Sagrado Corazón de Jesús.
Fuente: Manual de Piedad Misioneros Oblatos