PARA ESTA SEMANA: AGOSTO 1 DE 2016.
Lo nuestro es vivir para Dios.
Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito y de tantas partes de mundo. Mi saludo que para esta semana quiere ser una invitación a la generosidad, a la solidaridad y a la mirada bondadosa hacia los hermanos más necesitados.
Nosotros los cristianos debemos aspirar a cosas grandes, hemos muerto con Cristo al pecado y resucitado con Él. Y esto ha sido por gracia, por amor de Dios. Elegidos para una nueva vida que sea capaz, desde la experiencia de la conversión, de dar vida a los demás. Hombres y mujeres para testimoniar, para mostrar al mundo que los valores del Evangelio son posibles, lo mismo que el proyecto de Dios en Cristo. Se puede anticipar el cielo en la tierra. Dios nos habita y nosotros que habitamos el mundo debemos ser impronta, imagen de su ser.
La muerte de Cristo nos mostró nuestra dignidad, lo importante que somos para Dios y lo amados que también somos. La muerte de Cristo, podríamos decir, que se convirtió en una súplica de Dios para que nos convirtiéramos; Y nosotros hemos muerto con Cristo y resucitado con Él.
En la muerte del Bautismo nacimos para una esperanza viva, nacimos a la gracia. En el Bautismo morimos para vivir resucitados. Lo nuestro es Dios y su proyecto, lo nuestro es la gracia y la bondad, lo nuestro es el cielo y no la tierra, lo nuestro es una vida conforme al Espíritu y no a la carne. Lo nuestro es la fidelidad a Dios y no la idolatría. Somos hombres nuevos, renovados en Cristo para ser imagen suya en el mundo.
Lo nuestro es vivir para Dios y no para nosotros mismos, lo nuestro es para vivir en constante acción de gracias a Dios por su bondad y no para encerrarnos en las propias riquezas sin pensar en los demás. Lo nuestro es dar, gastarnos, entregarnos por entero en fidelidad y misericordia. Será por eso que indigna tanto la actitud de las personas que solo viven para sí mismas, que solo se preocupan, ante la abundancia, de acaparar. Por eso será que es llamado insensato aquel que solo piensa en vivir sin reconocer que sus días y lo que puede disfrutar de lo que tiene depende de Dios a quién debería ser siempre nuestra alabanza y gratitud.
Qué triste ha de ser que en el momento de presentarnos antes Dios solo tengamos graneros llenos de alimentos, vientres saciados y alrededor, muy cerca a cada uno, un miserable, un mendigo, un hambriento, a la espera que de un corazón que se dé cuenta que ahí, a su lado, hay alguien que necesita de lo que nos sobra.
Que a la puerta de la casa hay un pobre que no tiene con qué alimentarse.
Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd