CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CC.SS DE JESÚS Y MARÍA
HECHOS 2,14ª.36-41; SALMO 22; 1PEDRO 2,20- 25; JUAN 10,1-10
El evangelio de hoy nos presenta a Jesús desde dos figuras: la puerta y el pastor; puerta en tanto en cuanto por ella accedemos a la Iglesia, que en términos de la parábola de hoy sería el corral y pastor en la medida en que Él es la cabeza de la Iglesia, sentido y fin de la vida cristiana.
Jesús es la puerta de acceso al Padre, por Jesús conocemos al Padre, por Jesús como puerta entraremos al reino de los cielos, por Jesús puerta angosta, se nos concede la salvación, el gozo y la esperanza, por Jesús como puerta entramos al misterio de la vida, al misterio de la resurrección, por Jesús nos introducimos en el paraíso que hemos de construir aquí en la tierra, por Jesús como puerta accedemos a ambientes fraternos, en los cuales el perdón y el diálogo se vuelven herramientas de sana convivencia.
Por Jesús como puerta traspasamos el umbral de la muerte para encontrarnos con la vida
Traspasamos el umbral de la congoja para vislumbrar en el horizonte la alegría del resucitado, traspasamos las fronteras de la exclusión social para encontrarnos con el rostro de Cristo en los pobres, en los necesitados, en los menos útiles para la sociedad, en los presos, en los desposeídos, en los desplazados y cómo no en el triste y también en el hambriento.
Nosotros como lo es Jesús, hemos de ser puerta de acogida para el desterrado, puerta de alegría para el desconsolado, puerta de esperanza para el que vive sin ilusiones, puerta de ventura para el desdichado, puerta de libertad para el esclavo, cautivo por ideologías que desfiguran la condición humana, hemos de ser puerta hacia la verdad en contravía de la inmensa puerta que conduce a la mentira, puerta hacia la luz en contraste con la senda ancha que nos lanza a la oscuridad, no podemos ser puertas hacia escenarios de odio y guerra, seamos con Jesús la puerta del Padre, accesos humanos hacia la paz y la reconciliación.
Hermanos y hermanas, Jesús a la vez que es puerta, es también pastor y nosotros somos sus ovejas.
Jesús el buen pastor, llama a sus ovejas y éstas le hacen caso, las conoce y por eso las llama por su nombre como lo ha hecho con nosotros, Él nos ha hablado al Corazón y nosotros como sus ovejas le hemos respondido, en las manos de Jesús el buen pastor nos sentimos bien, nos sentimos seguros y llenos de confianza, con Jesús el buen pastor no nos falta nada, con Él lo tenemos todo.
No olvidemos de pedir insistentemente en este domingo por el Papa Francisco, Vicario de Cristo en la tierra, al igual que por todos los pastores de nuestra Iglesia Católica, para que enseñando la verdad, las ovejas vuelvan al redil del Divino Pastor.
No olvidemos de pedir por los pastores contemporáneos que tienen a su cargo, hijos, estudiantes, empleados y enfermos, para que con el cayado del amor y el silbo dulce del diálogo sincero puedan orientar la vida de las ovejas a su cargo.
Hermanos y hermanas, que los apriscos de la guerra instalados en la selva se abran para dar libertad a los secuestrados, que los encierros inhumanos se terminen para que el sufrimiento de muchos hermanos cese, que el corral del secuestro sea destruido para encontrarnos todos unidos en el arisco de un mundo libre.
Que el Inmaculado corazón de María, nos haga entender que todos nosotros como ovejas de Jesús, estamos llamados a ser en nuestros contextos particulares ovejas admirables y pastores al estilo de Jesús.
P. Ernesto León D. o.cc.ss
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