CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CC.SS DE JESÚS Y MARÍA
HOMILÍA MARZO 13 DE 2022 – II DOMINGO DE CUARESMA
Gn 15,5-12. 17-18; Sal 26, Fil 3,17-4,1; Lc 9,28b-36
Queridos hermanos y hermanas:
La Palabra de Dios nos presenta en esta oportunidad el relato de la transfiguración del Señor y en esta escena es importante meditar sobre tres asuntos puntuales a saber:
1.- La materia sobre la cual versaba la conversación entre Moisés, Elías y Jesús; 2.- El éxodo perfecto y 3.- La palabra “Escuchadle”.
1.- La materia sobre la cual versaba la conversación entre Moisés, Elías y Jesús
“La muerte de Jesús”, que se iba a consumar en Jerusalén era el tema de conversación, e igual a lo sucedido en su bautismo ahora en su transfiguración, observamos que se trata de una oportunidad para comprender conscientemente su misión como Mesías y por tanto su condición de Hijo de Dios. El Señor entendió que por la vía del dolor, de la cruz, del martirio y de la muerte, la gloria iría apareciendo en favor de la humanidad.
Lo expuesto anteriormente tuvo lógica para Jesús, pues paulatinamente había ido descubriendo el camino de la cruz, pero no sucedió lo mismo con sus apóstoles en cabeza de Pedro, quien le recriminó en varias oportunidades por plantear un mesianismo cercano al dolor, a la muerte y al sacrificio; mostrando de esta forma el deseo de un mesianismo glorioso, poderoso y avasallador.
En nuestra vida de creyentes a menudo el dolor nos asusta y el temor se apodera de nosotros
De manera especial cuando los sin sabores de la vida visitan nuestra casa y a la manera de Pedro nos es difícil aceptar las realidades que nos cercan; no obstante esto, nuestra actitud madura en el campo de la fe, nos ha de hacer entender que el dolor es redentor y que es necesario ofrecerlo al Señor.
Hemos de comprender que la muerte concebida como uno de los dramas más dolorosos de nuestra existencia, nos remite a la presencia del Señor; que los fracasos y derrotas no son el término de todo sino el principio de algo nuevo y mejor; contemplada así la vida, a la manera de Jesús con confianza y esperanza caminemos presurosos hacia su encuentro en medio de lágrimas y sonrisas, éxitos y fracasos, vida y muerte y que con la madurez de la vida podamos decir como Pedro, el de la resurrección: “Tu eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”.
2.- El éxodo perfecto
En lo atiente al tema del “éxodo perfecto”, la presencia de Moisés y Elías en medio de Jesús y su tema de conversación, dan cuenta de la partida de Jesús no hacia Jerusalén sino fundamentalmente hacia la experiencia de la Pasión y la Resurrección, situaciones que hablan de su “partida” hacia el cumplimiento definitivo de la voluntad de su Padre, y en este sentido a imagen del éxodo comandado por Moisés hacia la tierra de la libertad, Jesús avanza con firmeza en medio de sus condicionamientos más humanos como los experimentados en el desierto hacia la Pascua y luego hacia su éxodo definitivo: su Ascensión.
En nuestra experiencia cuaresmal hemos empezado el éxodo hacia el puerto de nuestra transformación interior así como al paraje de nuestra conversión, y en este sentido entendemos la “salida” (éxodo), como el abandono del hombre viejo a la condición del hombre nuevo, al hombre de la resurrección, al hombre de la vida, al hombre cristificado; tal será nuestro compromiso en esta cuaresma de 2022.
3.- La palabra “Escuchadle”
Finalmente en lo que tiene que ver con el tercer punto, es decir la palabra “escuchadle”, nos parece que se trata del tema nuclear del evangelio de hoy, Moisés y Elías han desaparecido y nace en la humanidad la imperiosa necesidad de escuchar la voz del Hijo de Dios, el profeta de Dios, la ley de Dios hecha carne en su Hijo Jesucristo; se trata de la palabra encarnada que da vida al mundo, que riega la tierra, que hace nuevos los corazones de los hombres y mujeres de todos los tiempos, es la palabra creadora, es el “HAGASE” del libro del génesis, es la Palabra que llena de esperanza a un mundo desilusionado por los avatares de la historia.
Motivados por lo expuesto en las líneas anteriores, intentemos guardar un poco de silencio en este tiempo de cuaresma bajo el amparo de María Santísima, para escuchar más la Palabra del Señor, obedeciendo la voz proveniente de la nube: “Éste es mi Hijo amado, el escogido, escuchadle”.
P. Ernesto León D. o.cc.ss
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