CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CORAZONES SANTÍSIMOS

HOMILÍA PARA EL 31 DE MARZO 2019

CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CC.SS DE JESÚS Y MARÍA
HOMILÍA PARA EL 31 DE MARZO DE 2019 – IV DOMINGO DE CUARESMA
Josué 5, 9a. 10-12; Salmo responsorial: 33; 2 Corintios 5, 17-21; Lucas 15, 1-3. 11-32

Queridos Hermanos y Hermanas:

Con el objeto de tener una mejor comprensión de la parábola del hijo pródigo o de la también conocida como la parábola del padre misericordioso, creemos importante presentar la estructura general del evangelio de San Lucas para tener la posibilidad de ubicar la parábola en el contexto del texto bíblico, experiencia que nos permitirá extraer horizontes importantes de reflexión.

El evangelio de Lucas está compuesto de 24 capítulos y su estructura es la siguiente:

1.- Nacimiento y vida oculta de Juan el Bautista y de Jesús. (Cap 1,5 – 2,52)

2.- Preparación del Ministerio de Jesús. (3, 1- 4,13)

3.- Ministerio de Jesús en Galilea. (4,14 – 9,50)

4.- Subida a Jerusalén. (9,51 – 19,27)

5.- Ministerio de Jesús en Jerusalén (19, 28 – 21,38)

6.- La pasión. (22, 1- 23,56)

7.- Después de la resurrección (24,1- 24,53)

Nuestra parábola se encuentra ubicada en la CUARTA SECCIÓN, que entre otros elementos nos ofrece un buen número de parábolas a saber:

El buen samaritano, la higuera seca, el grano de mostaza, la levadura, el administrador infiel y las minas, entre otras; y el tercer relato de la pasión.

Esta sección demarca el camino de Jesús hacia Jerusalén, un camino tortuoso que empieza por el rechazo de la gente tanto a Él como a sus discípulos, en este caso a Santiago y  a Juan, los hijos del trueno; que pasa por sublimes enseñanzas como la oración del Padre Nuestro y  que termina con el tercer relato de la pasión.

En medio de este camino difícil como preámbulo de lo que iba a ser la senda del calvario, encontramos en la sección 4, las tres parábolas de la misericordia: La oveja perdida, la dracma pedida y el hijo pródigo.

Como podemos darnos cuenta, la parábola del hijo pródigo debe entenderse desde la óptica de la misericordia y no únicamente desde la rebeldía, desde el amor y el perdón, y no desde categorías que denoten castigo y rechazo, se debe leer con los lentes del padre misericordioso, antes que con los lentes del hijo prodigo.

Desde la anterior perspectiva, las tres parábolas conocidas como “las de la misericordia”, revelan el rostro de un Dios compasivo y misericordioso, “lento a la cólera y rico en piedad”, “que no nos trata como merecen nuestros pecados” y que hace fiesta por un pecador que se convierte, que por mil justos que no necesitan convertirse”.

Es el rostro de un Dios que busca a su hijo a imagen del buen pastor que arriesga las 99 por encontrar la oveja perdida; de un Dios que se siente feliz cuando encuentra a sus hijos, a la manera de la mujer que desbarata su casa para encontrar la dracma extraviada; es el rostro de un Dios que sale al encuentro de quien lo ha defraudado, como bien nos lo ofrece el relato del padre misericordioso.

Con ojos de misericordia examinemos 5 aspectos de nuestra parábola:

1.- “Dame la herencia que me toca”……. “y su padre se la dio”: Aquí se evidencia el valor de la oración, en último término el hijo le hace una petición a su padre, le ora a su padre como nosotros también lo hacemos pidiéndole por múltiples intenciones, y en efecto, el padre le concede al hijo aquello que le había pedido, situación que nos lleva a pensar con respecto a la oración que hacemos, que en primer lugar no puede ser entendida como algo mágico y en segundo lugar que nuestra oración debe ser persistente, perseverante, constante, cotidiana y sincera. Estamos de frente a un Dios que nos escucha porque nos ama y porque somos hijos suyos. 

2.- “Se marchó a un país lejano”: Lo que ansiaba el hijo menor era libertad, lo tenía todo al lado de su padre, pero al parecer le faltaba libertad y esa fue su gran conquista que una vez obtenida no pudo administrarla. La molestia del hijo mayor, va por esta línea, no se trata tanto de que el menor haya afectado la integridad de la familia o la unidad de la hacienda, se trata más bien de la envidia que sintió éste por su hermano quien se había arriesgado a ser él mismo, a sentirse libre en su obrar y en su hablar; cuando el hijo mayor nota que su hermano había acariciado la fina estampa de la libertad, se sintió mas esclavo de sí mismo, de sus costumbres y de su casa.

Con respecto a esto, es importante destacar que la libertad es lo que nos hace humanos  y por lo tanto insertos en este tiempo de cuaresma, vale la pena meditar en nuestras propias esclavitudes que no nos permiten ser felices. 

3.- “Comenzó a pasar necesidad”. Efectivamente, el estar lejos de Dios nos lanza al sufrimiento, a las necesidades, a las carencias, etc.; el hijo pródigo por estar lejos de la casa de su padre, le tocó cuidar cerdos, uno de los animales más aborrecidos por la cultura juntamente con el perro. La dignidad humana del hijo se había revolcado en las porquerizas  y sin horizonte de solución hace el recorrido hacia su propio yo y cuando se reconoce humano, vuelve a la casa de su padre diciendo: “he pecado contra el cielo y contra ti….”. 

4.- Cuando éste vuelve, el papá sale a su encuentro como lo hizo el buen pastor con su oveja y la mujer con la dracma; el papá lo besa, lo abraza, le hace fiesta, lo viste con un traje nuevo, le pone un anillo en la mano y sandalias en los pies y pronuncia la expresión que se sitúa en el corazón del sacramento de la confesión: “este hijo estaba perdido y lo hemos encontrado, estaba muerto y ha resucitado”.

5.- Las palabras más bellas de esta parábola son: “tu siempre estás conmigo y todo lo mío es tuyo”, palabras que hablan de la relación filial entre un papá y un hijo, que no está mediada por herencias o por bienes, sino de manera exclusiva por el amor.

Lo mencionado en el punto cinco, debe animarnos suficientemente en nuestro itinerario cuaresmal hacia la pascua, pues en la compañía de Dios y contando con la asistencia maternal del Corazón Inmaculado de María, podremos llegar gozosos a la contemplación pascual del resucitado.

P. Ernesto León D. o.cc.ss

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