Hermanos y Hermanas:
En este cuarto domingo del tiempo de Pascua la Iglesia celebra el día del Buen Pastor, festividad que debe comprometernos a orar por el Santo Padre el Papa Benedicto XVI, Vicario de Cristo en la tierra, por los Obispos, por los sacerdotes y por los diáconos, quienes teniendo la sublime misión de ser otros Cristos en la tierra, les es imposible abandonar su humanidad.
La fiesta del Buen Pastor nos lleva a la contemplación del rostro amoroso de Jesús
Quien carga a sus ovejas en sus brazos y las lleva tiernamente de regreso al redil, un redil de perdón y misericordia, de alegría y esperanza, de fe y comprensión.
Bajo la protección segura de aquél que es el dueño del redil de nuestra Iglesia y contemplándola herida al decir del Santo Padre el Papa; les propongo la siguiente reflexión tomada de algún lugar, para que leída a manera de oración pongamos a todos los sacerdotes del mundo entero en las manos del Corazón Inmaculado de María.
Ayer, ser sacerdote podría significar un privilegio, hoy solamente, un compromiso, una aventura.
En cada una de las parroquias, en las familias o en los grupos a los cuales asistimos tenemos uno o varios sacerdotes frente a miles de personas.
Es curioso, todos opinan de él; y es más curioso todavía, cómo opinan.
Es el centro de todas las miradas, es el blanco de todas las opiniones y juicios, es el blanco de todos los caprichos e imaginaciones, aunque “nada hay escrito sobre gustos” es el blanco de todos los gustos.
Si es robusto, ¡lo que come!
Si es flaco, ¡la vida que llevará!
Si es joven, lástima que no tenga más edad y experiencia.
Si es viejo, lo quieren joven.
Si es alegre y chistoso, lo quieren serio.
Si es serio, lo llaman cascarrabias.
Si es feo, no les agrada.
Si es buen mozo, es un peligro.
Si fuma o toma un trago, produce escándalo y es un vicioso.
Si no fuma ni toma, un desadaptado y no es un hombre.
Si canta mal, sobra tema para burlas.
Si canta bien, es vanidoso.
Si toca algún instrumento musical, es libre y disipado.
Si vive alegremente su celibato, dudan de su fidelidad los casados.
Si trata más con los hombres, se quejan las mujeres.
Si tratan más con las mujeres, lo difaman los hombres.
Si da preferencia a los niños, hablan mal los mayores.
Si obedece a la iglesia, está integrado al sistema.
Si busca nuevas vías en la justicia, es un progresista.
Si dice la misa con rapidez, es poco piadoso.
Si la dice despacio, cansa.
Si predica sobre el evangelio, es aburridor.
Si predica tocando temas de actualidad, se mete en política.
Si sale a la calle, lo critican por que no esta en la iglesia.
Si no sale a la calle, se aleja de las almas.
Y USTED, COMO LO QUIERE?
SEÑOR, ES IMPOSIBLE SER DEL GUSTO DE CADA PERSONA.
A QUIEN DEBERÉ ESCUCHAR?
Le pedimos una mirada comprensiva y una oración para que seamos los sacerdotes que quiere el Señor.
Que el Padre Julio María Matovelle, el buen Pastor de los Oblatos bendiga desde el cielo a todos los sacerdotes del clero secular y a todos los sacerdotes de las distintas comunidades religiosas.
P. Ernesto León D. o.cc.ss
Superior Viceprovincial de Oblatos
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