(heb. Najûm, «consolación [consuelo, consolador]», «quien es consolado»
1. Profeta de judá que vivió en el s VII a.C., y autor del libro que lleva su nombre.
Era natural de Elcos* (Nah. 1:1).
2. Nombre que aparece en la genealogia de Jesucristo que registra San Lucas (Lc. 3:25).
Séptimo de los así llamados Profetas Menores.
I. Autor.
El profeta Nahúm* de Judá.
II. Tema.
El libro sólo se ocupa de la suerte venidera de Nínive. Casi 1 1/2 siglo antes de Nahúm, Jonás fue a la ciudad con un llamado al arrepentimiento, y por un tiempo el rey y el pueblo se humillaron ante Dios (Jon. 3:5-10). En consecuencia, se salvó. Pero la reforma no fue duradera, y Nahúm ahora predijo la inminente destrucción de la «ciudad sanguinaria» (Nah. 3:1). Un siglo antes de Nahúm, Asiria había sido la «vara» de la ira de Dios contra el reino norteño de Israel, cuyas 10 tribus llevó cautivas (Is. 10:5). Unos pocos años más tarde, bajo Senaquerib, usó la misma vara para castigar al pueblo de Jerusalén y Judá (cps 36; 37; cf 8:7, 8). Pero por su enorme orgullo y crueldad descarada, los asirios habían llenado la copa de su iniquidad.
Estaban desafiando la soberanía del Dios del cielo y rebajando al Creador del universo al nivel de sus ídolos (36:7,14-20). La nación había rehusado cooperar con el propósito de Dios para con ella, y por lo tanto perdió su mandato para gobernar.
III. Estilo literario.
La profecía de Nahúm está escrita en estilo poético, en la que su 1er capítulo es un salmo alfabético de forma poco usual. Aunque en el texto como nos ha llegado faltan algunas letras y otras están fuera de orden, es muy posible que originalmente la disposición estuviera en regla y completa. Cada letra del alfabeto presenta un pensamiento nuevo. Así, en el v 5, el 1er par del paralelismo poético -«los montes tiemblan delante de él, y los collados se derriten»- comienza en hebreo con la letra hêz; mientras que el 2º -«la tierra se conmueve a su presencia, y el mundo, y todos los que en él habitan»- empieza con wâw, la siguiente letra del alfabeto. Véase Acróstico.
IV. Bosquejo y Contenido.
La profecía se divide lógicamente en 2 partes:
1. Un tributo de alabanza.
Destacando a Dios como misericordioso y justo, como el gobernante de la tierra y árbitro del destino nacional (Nah. 1:1-10).
2. Una vívida descripción de la caída de Nínive (1:11-3:19).
Nahúm titula su predicción como «Profecía sobre Nínive». Dios toma a los enemigos de su pueblo como sus propios «adversarios» (1:2). Aunque es «tardo para la ira», no soportará para siempre su maldad (v 3). Las fuerzas de la naturaleza -el mar, los ríos, los montes, la tierra- están sometidas a su voluntad (vs 4-6).
Para su pueblo es «fortaleza en el día de la angustia; y conoce a los que en él confían» (v 7). Cuando decida castigar a los asirios «hará consumación», y nunca más se levantarán para oprimir a su pueblo (v 9). Por algún tiempo, Dios les permitió prosperar (v12), pero está próximo el momento en que quebrará el yugo asirio y restaurará la paz a Judá (vs 13-15).
El destructor aparece sitiando Nínive, y con ironía Dios llama a su guarnición a prepararse para defender la ciudad (2:1). Los escudos de los defensores son rojos, aparentemente por la sangre, y los carros retumban por las calles al ir al lugar del ataque (vs 3, 4). Los guerreros se atropellan para ocupar sus lugares señalados sobre los muros (v 5); las compuertas se abren y el palacio se inunda (v 6). Mientras sus habitantes tiemblan de miedo, los invasores se precipitan sobre la ciudad y toman sus despojos (vs 7-10).
El cp 3 describe a los jinetes mientras levantan sus lanzas y espadas en la batalla, y multitudes caen muertas (3:1-3). Dios está contra Nínive por causa de sus crímenes, de su inmoralidad y de su opresión a los demás (vs 4-6); por tanto, será asolada (v 7). No es mejor que la ciudad de Tebas de Egipto, o de otras naciones que han caído (vs 7-9). Su pueblo es llevado en cautiverio, o se esparce sin líderes por las montañas; los «pastores», los dirigentes de Asiria, son sepultados en el polvo. La herida de Nínive es mortal, y » no hay medicina» para la que ahora sufre (vs 10-19).
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