Celebramos hoy la solemnidad de Jesús Rey del Universo y con esta solemnidad terminamos este año litúrgico y nos disponemos para, que, con el tiempo del Adviento, iniciemos el nuevo año llenos de esperanza y sobre todo con la alegría de saber que Dios Padre nos ama.
Hoy nos encontramos a Jesús ante Pilato.
Jesús juzgado, cuestionado sobre su reinado y su manera de obrar. Jesús dice con claridad que Él es Rey pero que su reinado no es de este mundo, sino que es un reino de eternidad, de Dios, de amor, de servicio y de entrega, es Rey y eso mismo lo afirma Pilato. Por tanto Jesús responde la verdad. Es Rey y ha venido y se ha encarnado para dar testimonio de la verdad. Jesús relaciona el reino con la verdad. Solo amando la verdad podemos vivir en el reino de Jesús. En el Reino de Jesús se da testimonio de la verdad: verdad sobre Dios y el hombre. Verdad sobre la vida, la defensa de la misma y el amor de Dios que culmina en la entrega.
Demos testimonio de la verdad; vivamos lo que Jesús nos enseña. Amemos a su manera, que en el amor de Dios aprendamos a morir dándonos hasta el final. En la vida no podemos agradar a todos, pero si tenemos el poder de influir sobre los demás y por eso siempre serán importantes las decisiones que tomemos.
Aprendamos a obrar por convicciones y no por lo que digan los demás de nosotros.
Jesús reina con verdad y por la verdad, no le mueven las apariencias y al único que debe agradar es al Padre. Él ha venido a dar testimonio de la verdad. Necesitamos fuerzas para poder caminar en verdad, fácil cambiar la verdad por aplausos y reconocimientos, que nuestra dignidad se siga apoyando en quien es la verdad, en Jesús. Vivamos con la convicción de entender lo que Dios quiere de cada uno.
Jesús es el hombre que se compromete.
Tiene la valentía propia que da obrar la verdad, no esconde su identidad y asume la responsabilidad de ser Rey, no vive para aparentar, sino que vive para el Padre que le ha enviado a instaurar el Reino de la verdad y de la justicia. Aprendamos a escuchar a Jesús, hagamos lo que nos enseña y vivamos la aventura de la verdad. Siempre con la mirada puesta en el final, en el encuentro con Dios que nos espera con amor. Que el reconocimiento que hace Pilato del reinado de Jesús de verdad a nosotros nos involucre de tal manera que demos testimonio de la verdad. Pilato reconoce, pero no se compromete y acaba condenando a Jesús. Nosotros confesemos y proclamemos con la palabra y la vida quién Aquel que obra desde nuestro interior y nosotros dejamos que la verdad fluya de tal manera que nadie pueda apartarnos de la verdad que nos hace libres.
Bendiciones:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.
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Fuente: P. Jaime Palacio
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