CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CORAZONES SANTÍSIMOS

Para esta semana noviembre 10 de 2024

Jesús nos invita a cuidarnos de las personas que teniendo poder sea económico, religioso o político se aprovechan de los débiles, de los que de alguna manera podemos decir que son súbditos.

Cuidado con nosotros mismos, no vayamos a llenarnos de vanidad, no dejemos de ser sencillos y humildes, no olvidemos que lo nuestro es la humildad, los últimos puestos, el servicio a los demás. Mucha gente busca ser reconocida aunque sus inferioridades las revisten de poder.

Atentos a la apariencia, que nosotros no seamos solo vapor.

Que nuestros honores y reconocimientos venga de Dios a través de las personas a las que ayudamos, servimos, amamos. Aprendamos a amar lo que aparentemente no cuenta o vale, Dios mira siempre el corazón. Dios nos conoce y las obras deben mostrar realmente quienes somos.
 
Nosotros conocemos a personas llenas de ambiciones que su corazón los lleva a no importarle las demás personas y de hecho se aprovechan de los más vulnerables, personas solitarias. No podemos dejar que ni la ambición, ni la envidia, ni la codicia nos muevan en las relaciones con los demás. Que el pretexto que tengamos para servir a los demás sea verdadero, sin querer aprovecharnos de los más necesitados. Estamos para que a través nuestro las personas se encuentren con Dios amor, lleno de generosidad, que rescata a los débiles, perdona a los pecadores y de manera muy especial los ama y por eso siempre procura el bien para todos.

Amemos hasta el fondo, entreguemos todo y Dios será nuestro todo

Las viudas en el tiempo de Jesús estaban desprotegidas, generalmente eran muy pobres. Viven con el día a día. La viuda del Evangelio de hoy deja como ofrenda su propia vida, ha dado todo su sustento. Ella nos enseña a vivir con generosidad, le entrega todo el Señor. La actitud de entrega y de donación no debe ser lo que me sobra sino lo que tengo, todas nuestras energías. Demos desde nuestra pequeñez, desde lo que somos, sin esperar nada a cambio. La solidaridad y la compasión tienen su recompensa en la eternidad, en la presencia de Dios. Nada queda sin recompensa cuando se hace por amor y sobre todo por convicción. La confianza en Dios, saber esperar de Él sin miedo, arriesgando todo da certeza al alma, alegría al corazón y pan abundante: “Quien a Dios tiene nada le falta”.
 
Aprendamos a esperar de Dios ya que entendemos que dando es como se recibe, sirviendo es como nos damos en el amor. Solo Dios conoce nuestras intenciones y eso es entonces es lo que vamos a cuidar. Que todo sea para Dios y desde Dios. Lo poco es también valioso ya que en el poco aprendemos a dar el todo.
 
Con mi bendición:
 
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.
Para esta semana noviembre 10 de 2024

Fuente: P. Jaime Palacio

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Para esta semana 10 de noviembre