La confianza es un acto de voluntad por el que esperamos conseguir de Dios nuestra salvación y los medios necesarios para ello. Es una virtud que encierra fe, esperanza y caridad. El fundamento de la confianza está en que Dios es nuestro Padre, que cuida de nosotros más que de los cuervos y de los lirios (Lc. 24).
Nadie disfruta más de la bondad del Corazón de Jesús que el que tiene mayor confianza en Él. El peor y mayor mal que el demonio nos hace después del pecado, es hacernos desconfiar. «Lo que más le agrada es la confianza a Él» (S. Margarita).
Podemos pedir la confianza y todas las gracias y bienes que necesitamos con la «novena de confianza», «vayamos con confianza al trono de la gracia» (Hb. 4,16).
ORACIÓN
Oh Jesús, a tu Corazón confío (Esta alma, esta pena, este negocio, etc.), míralo, después haz lo que tu Corazón diga; deja obrar a tu Corazón. Oh Jesús, yo cuento contigo, yo me fío de Ti, yo me entrego a Ti, yo estoy seguro de Ti.
(Padrenuestro, Avemaría y gloria)
Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío. (Nueve veces.)
Oh dulce Jesús, que has dicho: «Si quieres agradarme, confía en mí; si quieres agradarme más, confía más; si quieres agradarme infinitamente, confía infinitamente; las almas confiadas son las robadoras de mis gracias». Yo confío inmensamente en Ti. En Ti Señor, espero; no sea yo confundido eternamente.
Amén.
Fuente: Manual de Piedad Misioneros Oblatos