La Virgen María se aparece en Cuapa, Nicaragua, en 1980. La Virgen trae la luz del Señor que transforma los corazones.
Historia y Mensaje.
«Recen el rosario y hagan la paz.»
Nicaragua ha sufrido mucho por causas políticas y por desastres naturales. En todas las tormentas, la fe católica del pueblo y su gran amor a la Virgen han sido su fortaleza.
La aparición de la Virgen en Cuapa ocurre en 1980, cuando Nicaragua se encontraba dominada por un gobierno comunista que hacía lo posible para destruir la fe católica. Querían establecer una «Iglesia popular» separada de Roma, el país estaba en guerra civil, la sangre corría mientras la miseria y el odio se extendían por todas partes.
La Virgen llama a sus hijos a construir la verdadera paz.
Las apariciones de Cuapa son reconocidas por la conferencia episcopal nicaragüense y el lugar de las apariciones es santuario nacional y fue indulgenciado durante el jubileo del año 2000.
La Virgen escoge lo más humilde para atener su victoria.
Cuapa es un pequeño y remoto poblado con unas 100 casas campesinas en el departamento nicaragüense de Chontales, al este de Managua, capital de la nación.
La palabra «Cuapa» se deriva de «coatl pan», que en el idioma indígena nahualt significa: “por encima de la serpiente”. Al cristiano este nombre le hace pensar en la Inmaculada Concepción, patrona de Nicaragua, quien aplasta a la cabeza de la serpiente.
Las cosas habían mejorado mucho: La carretera de Managua (capital de Nicaragua) a Cuapa ha sido reconstruida, las calles principales de Cuapa han sido empedradas, el parque central está bien arreglado y a la iglesia nueva se le han añadido 50 metros porque la comunidad de creyentes sigue creciendo. En Cuapa se siente la presencia de la Virgen.
El Vidente.
Bernardo Martínez nació en Cuapa, Nicaragua en 1931. Su abuelita lo crío y educó cristianamente. Era un campesino sencillo y humilde, piadoso y servicial, que le gustaba ayudar en la Iglesia como sacristán. Bernardo es a quien la Santísima Virgen escoge para revelar su mensaje.
Desde muy niño Bernardo quiso ser sacerdote, pero no pudo lograrlo en su juventud. Después de las apariciones, por un regalo preciosísimo de la Santísima Virgen, Bernardo, a los 64 años de edad, es ordenado sacerdote en la Catedral de León, Nicaragua, en 1995. Muere como santo sacerdote en el año 2000 y se celebra la misa de resurrección en la misma catedral.
Tuvimos la dicha de conocerlo poco tiempo después de las apariciones. No era aún sacerdote. Nos sorprendió su humildad y prudencia, su amor a la Virgen y a la Iglesia.
Primeros signos de la aparición: la luz.
Las primeras señales empiezan a ocurrir el 15 de abril de 1980 en la iglesita de Cuapa donde Bernardo era sacristán. Al llegar el a la sacristía se encuentra la imagen de la Virgen toda iluminada. Él inmediatamente, en su sencillez, lo atribuye a que los muchachos que jugaban béisbol le habían roto el techo y por eso entraba tanta luz. Pero luego vio que aquello era sobrenatural. Después vino otra señal: una luz encendida en la capilla. Bernardo pensó que alguien de los que ayudaban en la iglesia la habían dejado así y, como él era el encargado, se preocupó por los gastos de la electricidad.
Desde ese momento los milagros empiezan a ocurrir en el corazón del humilde campesino. Él que antes tendía a la ira, según su propio testimonio, y peleaba con las personas cuando algo no estaba bien, ahora se quedaba callado. Con el suceso de la luz encendida pensó pagar él mismo los gastos y no decir nada y, con respecto a la imagen iluminada, pensó, antes de comprobar el fenómeno, que no les iba a decir nada a los muchachos, porque ya había sido bien severo con ellos cobrándoles el daño del techo causado anteriormente. Cuando antes Bernardo se enojaba con ira, ahora tan solo se pone triste y reza.
Enseñanza: La Virgen trae la luz del Señor que transforma los corazones.
Primera aparición.
La primera aparición ocurre un día 8 de mayo de 1980. En el corazón de Bernardo se estaban experimentando sensaciones que él no podía entender, así que decidió irse a pescar al río para disiparse un poco. Camino de regreso con su pesca, se recostó a un árbol a rezar. A las tres de la tarde ve un relámpago y, sin saber de dónde venía, caminó unos seis pasos y vio otro relámpago, entonces empezó a ver la imagen de la Virgen de La Asunción, conocida en Nicaragua como la Purísima o la Inmaculada Concepción.
Él pensaba que le estaban jugando una broma y, aunque tenía asombro de lo que veía, no decía nada, hasta que en uno de los movimientos de la Señora, que es como le llama Bernardo, la Virgen con los rayos que salían de sus manos dieron en el pecho de Bernardo; y es entonces que Él se atreve a preguntarle: “¿quién es usted?”, a lo que ella respondió con dulzura: “Vengo del cielo, soy la madre de Jesús”.
Bernardo enseguida recordó que el sacerdote con quien había hablado cuando aparecieron las primeras señales, le recomendó que le preguntara a la Virgen cuales eran sus deseos. Una vez hecha la pregunta, la Señora responde: “Quiero que recen el Rosario todos los días. No quiero que lo recen solamente en el mes de mayo. Quiero que lo recen permanentemente, en familia, desde los niños que tengan uso de razón… que lo recen en una hora fija cuando ya no haya problemas con los quehaceres del hogar.”
Ámense, cumplan con sus deberes
Continuó enseñándole y diciéndole que al Señor no le gusta que hagamos oraciones de forma ligera o mecánica, y por eso nos recomendó el rezo del rosario con citas bíblicas y quería que pongamos la palabra de Dios en práctica. También le dijo: «Ámense, cumplan con sus deberes. Hagan la Paz. No (solo) pidan la paz al Señor porque si ustedes no la hacen no habrá paz.»
Después de una pausa dijo: “Nicaragua ha sufrido mucho desde el terremoto. Está amenazada a sufrir más todavía.
Seguirá sufriendo si ustedes no cambian
Reza, hijo mío, el rosario por todo el mundo.” Continuó la Virgen: “Diles a creyentes y no creyentes que al mundo lo acechan graves peligros. Pido al Señor que aplaque su justicia; pero si ustedes no cambian, abreviarán la venida de una tercera guerra mundial.” Bernardo al comprender que tenía que decírselo a toda la gente le respondió: “Señora tengo muchos problemas en la Iglesia. Dígaselo a otra persona.” A lo que Ella contestó: “No, porque el Señor te ha escogido a vos para que des el mensaje”. Esta reacción de Bernardo nos recuerda a otros videntes, como Juan Diego ante la Virgen de Guadalupe.
Bernardo prefirió guardar todo en secreto, pero estaba triste y sentía como un peso de no decir aquello que había visto. A los ocho días cuando iba en busca de una ternera, buscó otro camino que no fuera el de la aparición. Después de caminar un rato, vio un relámpago y sintió el gozo de la primera vez; luego vino otro relámpago y enseguida vio a la Virgen. Ella le dijo en tono amable pero de reclamo: “¿Por qué no has dicho lo que te mandé a que dijeras?”, Y Bernardo respondió: “Es que tengo miedo. Tengo miedo de que se burlen de mí.” Y entonces la Virgen le dijo: «No tengas miedo. Yo te voy a ayudar; dile al sacerdote.» Hubo otro relámpago y luego desapareció.
Segunda aparición.
El 8 de junio Bernardo fue al lugar de las apariciones, más no sucedió nada. Pero a la noche tuvo un sueño en el que vio a la Virgen en el lugar de las apariciones. Ella le señaló una zona del cielo y allí apareció, como en cine, una multitud de personas con vestidos hermosísimos. Él lo describe así: “Miré un grupo de personas, que, vestidas de blanco caminaban hacia donde sale el sol. Cantaban. Los oía, pero no entendía las palabras.
Tenían un gozo que yo jamás había visto. Luego apareció otro grupo, y la Virgen me dijo: ´Mira. Éstas son las primeras comunidades cuando empezó el cristianismo. Son los primeros catecúmenos. Muchos de ellos fueron mártires. ¿Quieren ustedes ser mártires? ¿Te gustaría a vos ser mártir?´» Bernardo sigue relatando: “Yo no sabía lo que esto significaba pero le dije que sí. Después vi otro grupo, vestido de blanco con rosarios luminosos en las manos.
Se les veía en oración
Rezaban el Padrenuestro y diez Avemarías. Yo rezaba con ellos. Después vi un tercer grupo, todos vestidos de color café. Luego de haber rezado me dijo la Señora: ´Estos recibieron el rosario de mano de los primeros.´ Vino un cuarto grupo, pero estos, venían vestidos como nosotros vestimos.
Sentí de pronto que podía entrar en este grupo, porque vestían como yo. Pero me miré las manos y me las vi negras, ellos, en cambio, como los anteriores despedían luz. Entonces dije: Señora con estos me voy porque están vestidos como yo. Ella me dijo: ´No todavía te falta, tienes que decir a la gente lo que has visto y oído. Te he mostrado la gloria del Señor, y esto van a adquirir ustedes si obedecen al Señor, la palabra del Señor, si perseveran en el rezo del Santo Rosario y ponen en práctica la palabra del Señor.”
Tercera aparición.
Para la aparición que correspondía al 8 de julio la Virgen no vino al lugar de las apariciones, sino que Bernardo tuvo un sueño que se relaciona con la confirmación de todos estos sucesos que parecían de orden sobrenatural. También el sueño tiene que ver con las peticiones y encargos que la gente le hacía a Bernardo para que le pidiera a la Señora. En el sueño, Bernardo ve a un ángel y éste le dice que la oración que había él hecho, en el lugar de la aparición y donde la Virgen no llegó, había sido escuchada.
Entre las peticiones de mucha gente, se encontraba la de una señora que tenía un hermano preso, acusado injustamente; y el ángel trajo un mensaje para ellos. El ángel dijo: “Ve y dile a la hermana que el preso está muy triste; que le aconseje que no firme un documento; que lo van a presionar para que lo firme haciéndose responsable de un dinero; él es inocente. Que ella no se aflija, que va a poder hablar con él a solas, que la van a tratar con amabilidad. Debe ir el lunes al comando de Juigalpa a dar todos los pasos para sacarlo, porque ese día lo van a dar. Que lleve mil córdobas porque le van a cobrar la multa.”
Bernardo, despierto del sueño, hizo lo que el ángel mandó. Todo salió como el ángel había dicho. Luego la señora, maravillada del evento, fue a dar gracias a Bernardo por lo ocurrido.
Cuarta aparición.
En agosto no hubo aparición, sino hasta el mes de septiembre. Bernardo fue acompañado de mucha gente, al lugar de la aparición; y como era costumbre, al segundo relámpago veía a la Señora, solo que esta vez la vio como niña. Bernardo la describió así: “Ella era bellísima, pero niña. Era pequeña, vestía una túnica color crema pálido. No tenía velo, ni corona, ni manto. Ningún adorno, ni bordado. El vestido era largo, manga larga y estaba ceñido con un cordón rosado a la cintura. El cabello le caía a los hombros y era color café. Los ojos también, aunque más claros, casi color miel. Toda ella irradiaba luz. Se parecía a la Señora, pero era una niña. Era como una niña de ocho años.”
Cuando le habló, le dio el mensaje diciendo: “Quiero que recen el rosario, todos los días. No quiero que lo recen solamente el mes de mayo…” Y continúa sucesivamente como en el primero. Bernardo le dice que, como le quieren construir una iglesia, hay personas que le han regalado dinero y ya tienen recogido ochenta córdobas. Ella le contesta: “No. El Señor no quiere templos materiales. Quiere los templos vivos, que son ustedes. Restauren el Sagrado Templo del Señor. En ustedes tiene el Señor todas sus complacencias.”
Quinta aparición.
En esta aparición Nuestra Madre se aparece como la Virgen Dolorosa. Decía estar triste porque le dolía ver la dureza de corazón de algunas personas; y le encargó a Bernardo orar para que esas personas cambiaran; le recomendó renovar la devoción de los primeros cinco sábados; y concluyó diciéndole a Bernardo que ya no la vería más en aquel lugar.
Conclusión.
El mensaje de la Virgen de Cuapa es profundamente bíblico y corresponde a la sana doctrina de la Iglesia.
La paz requiere:
1-Oración
2-De la oración se aprende a escuchar y obedecer a Dios para obrar por la paz.
Fuente: https://es.catholic.net/