Hacia el Sudeste de la ciudad de Tegucigalpa, a unos ocho kilómetros de dicha capital, se encuentra la aldea de Suyapa, derivación del nombre indígena «coyapa», que significa «en el agua de las palmeras».
En 1590, recién fundada la población del Real de Minas de San Miguel de Tegucigalpa, que es hoy la capital de Honduras, Carlos Ferrufino se presentó ante don Francisco Romero, lugarteniente del gobernador de la provincia de Honduras, y le pidió que, en nombre de Su Majestad, se le otorgasen unas tierras para cultivo y ganado, en un terreno llamado antiguamente «Supelecapa», y hoy, «Hato de Enmedio», contiguo a la finca «El Trapiche», en donde se encuentra enclavada la aldea de Suyapa desde su establecimiento.
Aparición de la Virgen
Don Rafael Moreno Guillén, escribe: «La señora Isabel Colindres era vecina de Suyapa y madre de numerosa familia. Despachaba a trabajar a sus hijos en las tierras de las montañas del Piligüín, en donde preparaban extensas milpas. Un día bajaban de su trabajo dos hijos de la señora Colindres, sorprendiéndoles la noche a media jornada, por lo que dispusieron pernoctar en un lugar que se llama «Quebrada de Pilingüín» y que, a la sazón, no tenía agua. La noche era muy oscura y los jóvenes se acomodaron para dormir mientras llegaban los primeros rayos del alba. Uno de los jóvenes labradores sintió que un pequeño objeto le molestaba el costado por donde descansaba y, creyendo que era algún fragmento de raíz o alguna piedrecilla, lo tiró lejos de sí.
Tan pronto como intentó dormirse sintió otra vez el mismo estorbo y, palpándolo, advirtió que era el mismo objeto que hacía poco había repudiado, por lo que se conformó con echarlo en su mochila. Al despuntar la aurora, los jóvenes prosiguieron camino a casa de su madre. ¡Y cuál no sería el asombro de todos ellos al ver que el inoportuno objeto era una pequeña escultura en madera de la Santísima Virgen María! Isabel Colindres, requerida por la Curia Eclesiástica de Comayagua (antigua capital de Honduras y sede del obispado) hizo una declaración jurada de ese hecho, a mediados de 1796. En la casa de los Colindres comenzó este hermoso culto: primero se colocó la imagen de la Virgen en una mesa, rodeándola de flores, después, se la trasladó a un camarín, donde fue venerada por más de 20 años».
Características de la Imagen
La imagen de Nuestra Señora de Suyapa es una pequeña escultura hecha de madera de cedro, que mide seis centímetros y medio de alto. Su talla es antigua y parece que fue trabajada por algún aficionado devoto de la Virgen. De tez morena, su rostro es agraciado, oval, de mejillas redondas; fina y recta nariz, y la boca pequeña; en los ojos, se adivina algo de la raza indígena. Tocada la augusta cabecita con una corona, la cabellera lacia le cae, partida en dos, a ambos lados de la frente, hasta los hombros. Las manos diminutas, sin entrelazarse, se juntan suavemente sobre el pecho, en actitud de oración.
El ropaje pintado en la propia efigie es una túnica de color rosado, que apenas asoma por el pecho, pues está cubierta con un manto oscuro adornado con estrellas doradas. Circundan toda la imagen unos rayos de plata sobredorada, engastados en piedras, que se cierran en forma de número ocho, y en el extremo de los rayos superiores, doce estrellas nimban la cabeza de la imagen.
El 28 de noviembre de 1777, el Cabildo Eclesiástico de Comayagua dio licencia a don José de Zelaya, «para labrar y edificar en su hacienda, en el valle de Suyapa, una capilla para celebrar en ella la Santa Misa». La bendición de esta ermita, y la primera misa, se efectuaron en 1780, año en que fue edificada.
Declaración de Nuestra Señora de Suyapa como Patrona de la República de Honduras
En 1925 Pío XII la declaró a Nuestra Señora de Suyapa Patrona de la República de Honduras y se escogió el 3 de febrero como el día de su fiesta.
En el año 1954, un año esencialmente mariano, el tercer Arzobispo de Tegucigalpa, Monseñor José de la Cruz Turcios y Barahona, puso la primera piedra del que llegaría a ser uno de los santuarios más grandes de Centro América, y que espera su futura constitución como Santuario y Basílica Nacional.
El actual Santuario de Suyapa tiene 93 metros de longitud, 43 metros de altura en sus torres y 46 metros en la cúpula. El diámetro de ésta es de 11.50 metros. Y la anchura de la nave central es de 13.50 metros.
Como dijo muy bien el Papa Juan Pablo II en la Eucaristía que celebró en Suyapa, el 8 de marzo de 1983: «Un mismo nombre, María, modulado con diversas advocaciones, invocado con las mismas oraciones, pronunciado con idéntico amor… Aquí, el nombre de la Virgen de Suyapa tiene sabor de misericordia por parte de María y de reconocimiento de sus favores por parte del pueblo».
Fuente: www.mariologia.org