CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CORAZONES SANTÍSIMOS

NUESTRA SEÑORA DEL GUAYCO

NUESTRA SEÑORA DEL GUAYCO

La provincia ecuatoriana de Bolívar tiene un santuario célebre dedicado a la Santísima Virgen bajo el título de «Nuestra Señora del Guayco», que data de los tiempos de la Colonia.

Se llaman «guaycos» en el Ecuador esas quiebras anchas y profundas, abiertas en el descenso de la cordillera por las lluvias, torrenciales del invierno. En esas hondonadas hay a veces sitios pintorescos. En uno de estos se levanta el santuario de Nuestra Señora del Guayco en los pliegues últimos de las faldas occidentales del Chimborazo.

Primer templo

La historia de la construcción del primer templo se ha conservado no solamente en las tradiciones populares sino también en una antiquísima inscripción y en otros documentos del archivo parroquial de Chapacoto.

Predicado el Evangelio en esa comarca y convertidos sus habitantes al Cristianismo, nadie contribuyó más eficazmente al establecimiento de la Magdalena que Chela, el jefe principal de la tribu. La fe viva y piedad generosa del cacique Chela se hicieron hereditarias en su familia.

A principios del siglo XVIII llamaba la atención de Chapacoto una indiecita llamada María de la Luz Chela, último vástago de los antiguos caciques de ese pueblo, la cual se distinguía por su rara hermosura como por la inocencia de sus costumbres y una extraordinaria piedad.

Comportamiento de Luz

Los padres habían advertido con sorpresa que Luz se ausentaba a menudo de la casa y no acertaban a dar con el motivo de tan extraña conducta.

Habiendo el día 8 de septiembre de 1708 salido la niña a una de estas excursiones misteriosas, regresó con el rostro encendido, la mirada absorta y fuera de sí, como si algo insólito le hubiese acontecido. La madre, arrebatada de la ira, desfogó su ciega pasión maltratando cruelmente a la pobrecilla, cubriéndola de heridas y contusiones. La heroica joven, que contaría 13 ó 14 años de edad, lo sufrió todo en silencio, esperando tranquila que el Cielo viniera en defensa suya. Así sucedió efectivamente. La tarde de ese mismo día, tornó a presentarse Luz delante de sus padres completamente curada de sus contusiones y heridas. Admirados los caciques avisaron al párroco quien obligó a la joven a darle cuenta exacta de todo lo ocurrido.

La bella Señora

Ella entonces sencillamente refirió que en las soledades del Guayco vivía una bella señora que la acogía como hija predilecta y que le hablaba solamente de cosas del Cielo y que la había dejado sana de todas sus heridas tocándola amorosamente con sus delicadas manos.

El pueblo en masa acudió a la morada de Chela para conocer estos sucesos prodigiosos. El cura y los feligreses, enardecidos con lo que acababan de oír de los labios de la niña, resolvieron ir al punto en busca de la admirable Señora. Bajo la guía de Luz, hallaron una imagen de la Virgen Santísima, a cuyos pies brotaba un hilo de agua cristalina.

Se hizo una ramada y comenzaron a acudir devotos de todas partes. El obispo de Quito, Mons. Pedro Ponce Carras, después de haber visitado la portentosa imagen, dejó orden para que se fabricara una capilla; lo que no pudo efectuarse por estar la Virgen en una peña cortada a pico, a cuyo pie corría un río que en el invierno era caudaloso. El 8 de septiembre de 1876 se bendijo una capilla sobre arcos, por debajo de los cuales pasaba el río.

Desde entonces la fiesta de la Virgen se celebra en la fecha indicada, y fue creciendo en fama y devoción a la Madre de Dios, Nuestra Señora María de la Natividad del Guayco. En tiempos recientes, gracias a la iniciativa dinámica de Mons. Cándido Rada Senosiain, ya obispo de Guaranda, el santuario del Guayco declarado «santuario nacional», ha sido reedificado y ampliado.

Su dedicación tuvo lugar en 1988.

Fuente: https://es.catholic.net/

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