LA MISIÓN RESPONSABILIDAD DE TODO BAUTIZADO
El mandato de Jesús a sus Apóstoles fue y sigue siendo: “Id a todo el mundo y proclamad el evangelio a toda criatura”, lo cual implica que todo bautizado tiene el deber de anunciar a Jesucristo con la palabra, la vida y las obras, en los contextos donde desarrolle su vida y su profesión. Por el bautismo todos nos constituimos en discípulos de Jesús, por ende la misión es un deber de todos los miembros del pueblo de Dios.
En este contexto, la Iglesia como discípula del Señor y maestra de la evangelización, invita a todos sus hijos a que en este mes de octubre anuncien a Jesucristo como “camino verdad y vida”, para que todos los hombres y los pueblos “tengan vida, y la tengan en abundancia”. Para nuestro país lo antes mencionado es un verdadero imperativo, puesto que la vida don de Dios es cada vez más amenazada y destruida, lo cual reclama de todos los hombres y mujeres un compromiso con la libertad, la justicia, la verdad, el perdón y la inclusión.
Anunciar a Jesucristo en contextos de muerte, es cambiar la mentalidad y el espíritu para defender con valor y consistencia el respeto a los derechos humanos
Es contribuir con las actitudes a reducir la brecha existente entre la miseria y la riqueza; es reconocer las diferencias como riqueza cultural; anunciar a Jesucristo es tener un corazón misericordioso con el pobre, el excluido y el desplazado; es llevar a la oración personal y comunitaria las miserias del mundo y pedirle al buen Dios que nos de un corazón como el del samaritano, que se conmovió con el dolor y la realidad del otro.
Las lecturas de este domingo nos presentan la viña como el campo de encuentro de Dios con los hombres y de los hombres entre sí, esa viña es ahora el hogar, la oficina, la empresa, el vecindario, la localidad, la ciudad, el país, la comunidad internacional, donde se ha de reconocer la singularidad del otro, se ha de respetar la identidad cultural y se ha de aprender a ser tolerantes en medio de la diversidad.
Fuente: Oblatividad No 11 Octubre 5 de 2008. Publicación de la Congregación de Misioneros Oblatos de los corazones santísimos de Jesús y María.
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