CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CORAZONES SANTÍSIMOS

Para esta semana marzo 2 de 2025

Lo más normal, en la expectativa de Dios, es que nosotros hagamos el bien; es natural de los que tiene en el corazón a Dios que sean conocidos por las buenas obras, por sus frutos y por las palabras que pronuncian. Del corazón salen las cosas buenas siempre y cuando el corazón esté rico en bondad. Hoy Jesús nos invita a una revisión del corazón y a que comencemos a preocuparnos por purificarlo ya que de muchos corazones en los que el amor primaba, como don de Dios, las cosas han cambiado y se han vuelto capaces del mal. De un corazón bueno siempre se espera el bien. Debemos limpiar la vida, tener el valor para reconocer lo que está mal.

Tomemos conciencia del mal personal y comencemos el proceso de la conversión, entremos así en el camino de Dios para luego ser guías para tantas personas.

El mensaje de este domingo mira de manera especial a los que, de alguna manera, guiamos. Los cristianos debemos ser luz en el camino, por estar en Cristo no estamos ciegos y por eso podemos vislumbrar el horizonte. Somos guías que tenemos a Jesús en el corazón, lo tenemos siempre presente y dejamos que Él sea en la vida no solo nuestra vida sino también la de las personas que guiamos. Nunca estaremos por encima de Jesús, ninguno es más que el maestro. Recordar esto nos hace humildes en el servicio. Nuestro empeño mira a ser como el maestro, a conformar la vida con Él y sus enseñanzas. Trabajemos por ser semejantes al maestro, cuidemos la vida, que no seamos ciegos, querer caminar sin Jesús es enceguecer la vida. Meditemos sobre las cosas que nos impiden ver a los demás con misericordia; miremos la viga propia porque esa nos impide ver.

Trabajemos sobre las fallas, los errores, los pecados personales.

Este evangelio (Lc.6, 39-45) es un llamado a la coherencia, a reconocer lo que hacemos mal. Para hacer el bien tengo que ser bueno; las acciones que realizo determinan lo que soy, mi categoría moral. La palabra que pronuncio es también un signo de lo que llevo dentro, por eso de la “abundancia del corazón habla la boca” La profundidad del corazón se muestra en las obras y en las palabras. Revisemos constantemente la vida, miremos las propias vigas; entremos al corazón, luchemos por el bien. Vivamos en la profundidad del corazón que es el lugar de Dios.
 
Con mi bendición:
 
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.
Para esta semana marzo 2 de 2025

Fuente: P. Jaime Palacio

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