Jesús, sabemos que tú estás presente en el santísimo sacramento del altar con tu cuerpo, sangre, alma y divinidad.
Bendito y adorado sea el sacratísimo Corazón Eucarístico de Jesús.
Te alabamos y bendecimos, quisiste tener una mamá, gracias Jesús.
Y como María queremos abandonarnos a tu voluntad, para que en tus manos de alfarero divino reconviertas nuestra vasija en una obra de arte para ti.
Aquí estoy Jesús tal y como soy, tal vez humillado, tal vez perseguido, incomprendido, calumniado, alegre, triste, enfermo, sea como sea mi estado te digo “Señor hágase en mí según tu Palabra”
Tú eres Cristo Jesús Salvador de mi historia presente pasada y futura, ven a caminar por ella y bendícela.
Tú curaste a los leprosos, cura mi lepra espiritual, producida por mi pecado, pecado de soberbia, debilidad, ignorancia o arrogancia.
Clávalos a tu cruz y unge mis heridas con tu bendita sangre.
Tú que abriste los oídos a los sordos, cura y libérame del espíritu de ceguera que no me permite verte para poder alabarte y bendecirte, ni me permite ver las necesidades de mis hermanos.
Señor que sanaste a los epilépticos y a los mudos, libérame de los espíritus de epilepsia y mudez que me impiden expresarme y transmitir tu palabra con sabiduría, prudencia, claridad, afecto y firmeza.
Tú que hiciste caminar a los paralíticos, libérame del espíritu de parálisis que me impiden moverme y me dejan postrado largo tiempo haciéndome perder la alegría y no sé donde debo ir para cumplir tu voluntad, y no me dejan caminar para evangelizar.
Tú que resucitaste a los muertos, resucita las áreas de mi vida y de mi historia que están marchitas, agonizantes o muertas. Resucita mi matrimonio, mi trabajo, mis relaciones familiares, con mis hermanos de grupo, resucita mi corazón que murió al amor, o a mis sentimientos que mataron, o dejaron herido y no puedo amar más.
Tú que liberaste a los poseídos por el espíritu del mal, libérame de toda influencia maligna, a mi persona, a mi familia, a mi entorno, y cólmame de tu espíritu santo para que rotas las cadenas que me atan pueda reflejar tu gloria a través de tu obra.
Tú Señor que sanaste a tus discípulos del miedo que los mantenía encerrados, libérame de toda clase de miedos, al agua, a la gente, a las multitudes, a Dios, a las alturas, a la enfermedad, al dolor, a la muerte, a la soledad a los lugares cerrados. Libérame a mí y toda mi familia.
Señor tú que abriste el Mar Rojo, ábreme los caminos en mi trabajo, en mis decisiones, en las dudas que me atormentan, en la oscuridad de mi camino de fe.
Libérame a mí y a toda mi familia.
Tú que entregaste la bendición a Abrahán, Jacob e Isaac, bendice hoy a toda mi generación Señor. A todos mis antepasados, a las generaciones presentes y futuras.
Libéranos de los odios, muertes, suicidios, enfermedades mentales y derrame cerebral.
Yo renuncio en nombre de Jesucristo a todos los caminos del mal, negatividad y falta de amor.
Gracias Señor. Envíanos a tus santos ángeles y arcángeles para que nos guíen a lo largo del camino a mí y a mi familia.
Amén
P. Emiliano Tardif
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