“Bienaventurados los que crean sin haber visto”
Mis queridos amigos de santa Teresita, de San José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo. Mi saludo con los mejores deseos de paz. Jesús resucitado nos de las fuerzas que necesitamos para caminar sin miedos, para arriesgarlo todo cuando se trate de hacer el bien a los demás; fuerzas para salir inclusive de nosotros mismos y proclamar con la vida y con la palabra que en Él somos hombres nuevos, que fuimos transformados por el amor y que nacer de nuevo es posible gracias al amor entregado de Dios.
Jesús resucitado, que nos trae la paz, como regalo de Pascua siga siendo quien nos impulse al amor, al perdón y a la alegría. El mundo nos necesita testigos del amor, fuertes y llenos de esperanza. El mundo necesita creer que el mal no vence y que Dios jamás nos abandona.
En el Evangelio que se nos presenta para este segundo domingo de la Pascua (Jn. 20, 19-31) encontramos otra manifestación del Señor a los discípulos. Él está vivo, ha resucitado. El que murió es el mismo que ha resucitado, conserva las heridas como signo de entrega y de reconocimiento; se hace palpable, se pone en medio de ellos. Él ha resucitado, ha salido del sepulcro; el Padre lo ha resucitado y con las apariciones prepara a la comunidad para que salga y predique, para que asuma la autoridad en la extensión del Reino, para tome fuerzas y sigan adelante dando lo mejor, anunciando el Evangelio a toda la creación. Les da el Espíritu Santo prometido que los llenará de todo aquello que les pueda hacer falta para que el proyecto de Dios siga. En la paz que nos da se nos entrega del todo.
Por el testimonio de los apóstoles y de los discípulos muchas personas, por todo el mundo, creerán. Se abrirán al don de la fe, creerán en Jesús, en el amor que se ha manifestado y entregado hasta el extremo y harán posible que por el mundo entero se predique el perdón de los pecados por el mundo entero. El encuentro con Jesús nos ofrece la posibilidad de liberarnos de los pecados, de comenzar una vida nueva desde la gracia. Jesús sigue siendo una opción de paz, de libertad y de amor. El pecado puede seguir siendo una opción para quien no acepta a Jesús en el corazón. Seamos creyentes, aceptemos la Palabra; que se nos abra el corazón, que arda de gozo cuando Él nos hable a través de tantas personas y de acontecimientos. Jesús está vivo y nos llena con su Espíritu.
Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.
Fuente: https://parroquiacarmelitascucuta.com
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