El Buen Pastor
Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo. Mi saludo que lleva los mejores deseos de paz para la semana que comenzamos inspirados por el texto de san Juan 10, 1-10, en la que Jesús se presenta como el Buen Pastor.
Él está comprometido con el proyecto que le ha dado el Padre Dios y está dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias en el ejercicio de amar.
Un amor que rescata, recoge, agrupa. Un amor que se entrega en paciencia para que ninguno de nosotros, sus ovejas, nos vayamos a perder. Jesús es el Pastor que nos conoce y nos llama por nuestro nombre y que además tiene dos certezas para su ministerio: una que Él ama con el amor con el que es amado por su Padre, es decir sin límites y la segunda que el amor nunca le faltará porque en la medida que ame, que entregue su amor, el Padre Dios se lo devolverá. A quien se decide amar de verdad nunca le faltará el amor.
El amor y la entrega de Jesús no es pasajera; Él nunca nos abandonará en la medida que nosotros estemos en el redil bajo su mando que es su Palabra. Muchos quieren alejarnos, muchos quieren acabar con la experiencia del amor entre Dios y nosotros y por eso Jesús con claridad nos dice: si permanecen en mí tendrán vida. Hoy es urgente que nosotros regresemos al rebaño, que nos dejemos encontrar con Jesús que ha salido a nuestro encuentro y nos ha mostrado que en Él todo es seguridad y paz.
Él nos conoce, nos ama y está dispuesto a seguir entregando la vida por cada uno.
Le importamos a Jesús. La voz que resuena en lo más íntimo del ser siempre será la de Dios que nos invita a mantenernos fieles y firmes en el amor. Jesús nos conoce y no por eso ha dejado de cuidarnos y protegernos y es que el Pastor nos ama.
Jesús tiene claro que cada vez en la que arriesga su vida por amor está llevando a plenitud lo que tenemos en el corazón: el amor. Un amor que se entrega, se dona, que no se busca así mismo y ama lo que conoce y convoca al amor a su rebaño y a las ovejas que aún no se dejan conocer. Somos pastores, hoy la Palabra nos invita a serlo desde el corazón. Muchos en casa necesitan del Pastor amoroso, comprensivo y comprometido con la causa de la familia.
Todos somos Pastores y estamos invitados a cuidar de los amigos.
Llamados a gastar el amor con el que somos amados; llamados a cuidar con compromiso y sacrificio el rebaño encomendado.
Estamos invitados a ser los pastores que en Jesús aprendimos a pastorear, pastores con amor.
Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.
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20. Coronilla de la divina misericordia
Fuente: P. Jaime Palacio
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