Dios ya hizo lo suyo, ahora nos toca a nosotros hacerlo desde Él.
Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito y de tantas partes del mundo, mi saludo con los mejores deseos de paz y bien en el Señor que de nuevo se hace pan de vida para que nosotros, al comerlo, vivamos en Él para siempre. Él es vida eterna.
Cuando Jesús nos invita a creer en Él y se nos ofrece como comida, está facilitando el que todos podamos “acceder” a Él y mucho más cuando el banquete es pan que se hace carne. No es un alimento excluyente, al contrario es un alimento que se nos da gratis, es para todos. Ese alimento que luego será el cuerpo que se entrega para todos y sangre que se derrama para el perdón de los pecados. De nuevo es Dios, que en Jesús, se abre, se entrega, se hace fuerza de redención.
¡Y es que no basta saber de Dios! hay que tenerlo, llevarle dentro. Hay que comerle, Que Jesús nos habite, sea nuestra fuerza, la comida que no solo alimenta el cuerpo sino que también llena de vida.
La oración colecta de este domingo XX del tiempo ordinario, afirma que Dios ha preparado bienes invisibles para los que aman y siento yo que el bien por excelencia ha sido Jesús que se nos ha dado del todo, no solo al nacer, sino también al morir. Ha sido el amor el que ha “provocado” tantos milagros: Pesebre, cenáculo, Gólgota…; lugares todos llenos de amor; del amor de Dios que se entrega y ahora no solo a los que le aman, sino más bien a todos los que Él ama.
Ese deseo, ese amor con el que Dios nos ha amado y desde el cual debemos amar, hará realidad el proyecto que el mismo Dios tiene con nosotros, con la humanidad, que no es distinto a que nos amemos los unos a los otros y desde ahí seamos bondadosos, compasivos, sencillos y sobre todo humildes en el trato a los demás. Solo el amor sigue siendo la posibilidad de que el mundo se salve. Dios ya hizo lo suyo ahora a nosotros nos toca responder. Y no es que se haya desentendido de las cosas nuestras o de su creación; ahora lo que quiere es nosotros en Él hagamos también nuestra parte, pero que sea desde el amor y la misericordia.
Para este proyecto están invitados los sencillos pero también todos aquellos que quieran superarse y avanzar por el camino de la prudencia, como lo dice el libro de los Proverbios (9,6), para ellos, para nosotros, para los que quieran, están el pan y el vino preparados; el cuerpo y la sangre entregados. Está la vida, la resurrección, la eternidad en Jesús que es Pan de vida y vino, sangre de redención.
Ahora Jesús es también Eucaristía, acción de gracias, donación plena, alimento de vida, palabra de vida eterna. Jesús es todo lo que el amor puede expresarse con vida, con palabras, con gesto. Jesús es el Hijo y también el rostro misericordioso de Dios que nos quiere para Él y en Él.
Sigamos a Jesús, dejemos que Él entre en cada uno al comerlo y desde Él seamos fruto bendito de amor para los demás. Saciemos el hambre de la humanidad con lo poco que tenemos y demos a Jesús que es nuestro mayor tesoro.
Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd