CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CORAZONES SANTÍSIMOS

Para esta semana agosto 21 de 2022

A mis amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo un abrazo y bendiciones para la semana que comenzamos.

La salvación tiene un nombre: Jesús.

En Él nuestro Padre nos ha mostrado su amor y su deseo de salvarnos.

En Belén nos nació el Salvador, anunció el coro de ángeles a los pastores; como Salvador fue reconocido por Simeón en el templo cuando era presentado por sus padres. La salvación, que es el amor del Padre hecho carne, trae consigo una manera concreta de vivir. Jesús quiere asociarnos a Él, vincularnos directamente con el Padre y el proyecto del Reino y por eso, lo que nos hace sus verdaderos discípulos, no es tanto el que nos llamemos cristianos sino el hecho de ser de Él, de su entera pertenencia.

Jesús es la puerta estrecha y a la vez el camino angosto.

Estar en Él, alcanzar una experiencia real, profunda e íntima con Él, implica de nuestra parte, desprendimiento, abajamiento, humildad. No importa el número de los que se salven, lo que cuenta es que los salvados vivan atentos, haciendo lo que les corresponde y creciendo siempre en amor a Jesús.

Lograr que el Señor nos conozca, que escuchando nuestra voz al tocar y suplicar, nos abra la puerta, aparece como la consecuencia lógica de quienes han transitado por un camino que aunque haya sido de cruz, de abandono y de renuncia, han llegado a la puerta totalmente disponibles, vacíos de todo aquello que impide entrar por la puerta estrecha.

Tal vez esto sea el camino de la nada de san Juan de la Cruz, el camino en el que subir es dejar, desprenderse; subir es abrirse el don de Dios, ir siendo más íntimos.

Descubrir que Jesús es la puerta que tocamos como a la del amigo cuando necesitamos algo.

Cuando pasamos la puerta para entrar el rebaño nos alimentamos sin perder la libertad de entrar y salir. Jesús es todo lo que nosotros necesitamos para sentirnos amados, salvados y así salir y entrar de nosotros para ir al encuentro de los hermanos.

Muchos se preocupan por salvarse y llegan a olvidar que la salvación es obra de Dios, es un regalo ofrecido para todos aquellos que quieran, desde ahora, gozarse del cielo. Y para lograr ese regalo que no es otro que disfrutar a plenitud el amor eterno e infinito de Dios que en su amor nos consuela, fortalece; nos llena de su Espíritu que es luz y hace de nuestro corazón el lugar generador de todo bien.

Para lograr entonces, disfrutar del don de la salvación, abramos el corazón a Jesús, entremos en Él, enamorémonos y enamorados no sólo creamos sino que también aprendamos a vivir creyendo.

La realidad de la Salvación ofrecida por Dios trae consigo su Palabra que es viva, es eficaz; la Palabra se encarna, toca, sana, salva. La Palabra de Dios tiene autoridad y transforma. Salvarse es ser capaz de sumergirse en el mundo de la Palabra, nadar en las aguas del océano del amor. Y abrir el corazón para que cuando Él llegue entre en lo más íntimo y haga de nuestro corazón su morada.

Con mi bendición:

P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.

 

Para esta semana agosto 21 de 2022

Fuente: https://parroquiacarmelitascucuta.com

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