PARA ESTA SEMANA AGOSTO 4 DE 2019
Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo. Mi saludo con los mejores deseos de paz y bien en el Señor que siempre nos recrea en su bondad y nos ilumina con su Palabra para que lleguemos a la perfección del amor.
El Señor esta semana nos invita a darnos con generosidad y a hacer de nuestras riquezas un vínculo de comunión y de expresión de amor con los más necesitados. Cuando nos damos del todo lo podemos recibir todo. Cuando por el Todo no tenemos nada entonces nos hacemos partes del Todo, que es Dios, que ha venido a llenarnos con lo que Él es: gloria y felicidad infinita. Dios es amor y nosotros viviendo en Él (Dios) podremos entender que el amor es para darlo, para gastarlo, para que llene de vida y felicidad a los demás que a su vez sintiéndose amados comenzarán a gustar del cielo en la medida que entregan el amor que tienen y con el que son amados.
Desde el Evangelio propuesto para hoy (Lc.12, 13-21) podemos afirmar que lo que realmente colma, llena al hombre en lo que puede necesitar es Dios y la experiencia que hagamos de Él.
La experiencia de Dios se convierte en la herramienta para enfrentar las realidades del día a día, es la que da fuerzas para batallar el combate del cada día y la que permite sentir que, en medio del cansancio, de las dudas y del miedo, podemos darnos hasta el final porque en el fin está el comienzo de la verdadera vida. Cuando dejamos que el Dios que nos habita se manifieste en la vida entendemos que en todo lo que hacemos está presente Dios, que somos “cielo”; que somos también fuentes de amor y de vida.
Dios, que es el principio de la vida, de la existencia, es también el fin de la misma. Por eso nuestra vida no puede desligarse de Él, lo llevamos en el ser, somos su imagen y semejanza.
En lo alto y en lo bajo, en la vida y en la muerte, en el principio y en el fin Él está presente.
Pienso que esta semana sería bueno que nos preguntáramos, a la luz de la Palabra, ¿para qué quiero las cosas? muchas peleas entre familiares por herencias, muchas personas llenas de codicia queriendo cosas y haciendo negocios fraudulentos; otros con extorsiones, robos, secuestros. Muchos queriendo saciar su ambición, su deseo de tener. Tantas formas que el ser humano tiene para enriquecerse.
Vale la pena preguntarse ¿para qué tantas cosas, para qué lo que no he necesitado, para qué…? la idea es usar lo que tenemos, luchar por las que necesitamos, pero también ser pobres, necesitar poco y desprenderse de todo aquello que nos roba la paz, que ata el corazón y su pasión de amar y de entregarse. Debemos luchar por tener el Reino, por tener la mayor de las riquezas, el tesoro más grande, lo demás pasa, es fatiga inútil.
El sentido de la vida no está en lo que tenemos; la vida no depende de lo que tenemos, sino de todo lo que podemos dar. Lo que tenemos es para darlo, para compartirlo; es para sembrarlo en los corazones de los demás. Un llamado a vivir para el cielo, para que seamos el cielo de tantas personas. Un llamado para compartir porque dando es que realmente podemos experimentar la generosidad de Dios que se da en el que da. Un llamado a vivir en paz y en amor. Trabajando por las cosas que necesitamos, pero nunca perdiendo el rumbo. Vivimos para Dios no para las cosas materiales. Un poco de desprendimiento nos hará bien a todos.
Con mi bendición:
Jaime Alberto Palacio González, ocd
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Fuente: http://ow.ly/gIQ450vmEdq