PARA ESTA SEMANA DICIEMBRE 12 DE 2021
“Estén alegres, el Señor está cerca”
Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo. Un saludo muy especial; ya entramos a la tercera semana del tiempo del Adviento; una semana en la que se nos invita a no perder la esperanza y a recobrar la alegría. Y la razón que tenemos para estar alegres es que el Señor llega.
Llega el Señor, nos hemos ido preparando con fe para este acontecimiento.
La expectativa es grande y la esperanza se llena de alegría. Nosotros nos estamos preparando para que la alegría que produce en nosotros el encuentro del Señor sea contagiosa y cantemos todos con júbilo que la misericordia de Dios es grande.
Con la llegada del Señor a nuestras vidas, el Padre Dios nos demuestra su amor compasivo y el deseo que tiene que todos vivamos a plenitud el haber sido creados a imagen y semejanza con la única misión de dar lo mejor, disfrutar de la creación y con amor dominarla y llevarla a la plenitud. Todos en este adviento debemos alegrarnos de saber que hay un amor que nos funda, nos acompaña, nos plenifica y nos hace capaces de ser nosotros mismos en cuanto generadores de amor y de paz. Adviento nos invita a la esencia de lo que somos: Dios nos habita para que en cada uno la salvación llegue y a través de nosotros Jesús se encuentre con la humanidad.
En este sentido escribe san Pablo: “Hay que estar siempre alegres. Muestren a todo el mundo su amabilidad. El Señor está cerca. Que nada los angustie” (Flp. 4, 4-5) Todos estamos en la capacidad no solo de ser buenos sino también de darnos con alegría a los demás. Ya san Juan Bautista nos había invitado a convertirnos y se nos mostró la necesidad de allanar los caminos para preparárselos al Señor. Nos quedan dos semanas para que ya todo esté dispuesto y podamos recibir a Jesús con gozo.
¿Qué nos falta por hacer?: crecer en generosidad con los demás, ser honestos y tratar con justicia a quienes nos rodean. Aprendamos a no aprovecharnos de la necesidad del otro y por el contrario ayudemos a que todos alcancen la paz.
Jesús llega y con él la esperanza de una nueva vida que se nos dará gracias al Espíritu Santo que lo habita. Jesús nos pondrá en el lugar del corazón del Padre y nos llevará a que en su manera de vivir nosotros encontremos una motivación real para darnos con amor a los demás y así hacer del proyecto de Dios una realidad entre los hombres.
Estemos siempre alegres.
Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.
Fuente: http://ow.ly/KDgs50Fe8gz
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