PARA ESTA SEMANA DICIEMBRE 2 DE 2018
Es Adviento, tiempo de espera.
Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo. Un abrazo lleno de bendiciones y con la esperanza de que cada día tratamos de ser más cercanos, amorosos y amables con el mundo y lo que implica el existir en Él.
Hemos comenzado el Adviento, tiempo que nos prepara, nos dispone desde el corazón, para recibir las promesas de Dios.
Todos tenemos muchas expectativas, varios le hemos pedido a Dios que se manifieste en nuestras vidas, que nos ayude a alcanzar la paz, la libertad, la alegría y sobre todo el amor que necesitamos para hacer juntos un mundo nuevo. Y el Adviento es el tiempo que nos llena de esperanza; llega el Señor y con Él cada una de las cosas que le hemos pedido y que necesitamos para ser felices, para entender el amor y para que también nazca en nosotros el deseo de seguir fielmente el proyecto de Dios que se hace palpable, que toma carne y se reviste de corporalidad con el nacimiento de su Hijo. Y es a eso a lo que debemos prepararnos, a comenzar con fe y con esperanza este tiempo especial de preparación, de espera, de amor.
Con Jesús viene nuestra seguridad, la justicia que tanto necesitamos, pero de manera muy especial, viene el amor desde el cual comenzaremos a entendernos y a entender a los demás. El Señor viene y debe encontrarnos preparados, es decir, viviendo en santidad, es decir, amando, sirviendo a los demás, agradando a Dios en cada momento y en toda circunstancia; tratando de conservar nuestros corazones irreprochables en la santidad ante Dios. (Cfr. 1Tes. 3, 12-4,2).
Y comienza el tiempo del Adviento invitándonos a quitar los miedos, a purificar la fe del pánico que nos puede generar tantas realidades que son incomprensibles a causa del egoísmo, la prepotencia y en general el pecado de tantas personas.
No tengamos miedos y vamos a volver a Dios, a ponernos es sus manos. Volvamos a la confianza que nos tiene que generar el sentirnos amados por Dios, a la certeza de saber que estamos en sus manos y que su proyecto de amor es de salvación y jamás de pérdida o de condenación.
El Hijo del hombre viene con poder, viene por nosotros, viene a darnos la mano, a quedarse para siempre, a restaurar las cosas en el corazón amoroso del Padre.
Adviento, tiempo para revisar la vida, para comenzar, para darse otra oportunidad y para tomar decisiones que cambien positivamente en cuanto a la relación con los demás.
Adviento nos invita a recordar la dignidad que tenemos; a levantar la cabeza y a descubrir que en todo está el Señor y que somos nosotros los que debemos hacer lo posible para purificarnos y volver a sentir su presencia salvadora. Llega el Dios amoroso, el Dios cercano. Vamos pues a esforzamos por liberar el corazón de lo que lo esclaviza, de esas preocupaciones que solo son manifestaciones del desamor o falta de fe, de todo lo que puede entorpecer la esperanza. Hombres de Dios; hombres de esperanza. Es Adviento y vamos a vivirlo con la alegría de los que esperando al Amado saben que llega pronto.
Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.
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Fuente: http://ow.ly/oSyp30mPARC