CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CORAZONES SANTÍSIMOS

Para esta semana diciembre 22 de 2024

En este cuarto domingo del Adviento se nos presenta el texto en el cual María se pone en camino hacia la casa de Zacarías e Isabel.

Ella va a prisa, siente la necesidad de ponerse al servicio de su prima Isabel y también la de compartir con ella esas cosas de Dios que están sucediendo. En casa de Isabel se da el primer encuentro entre Jesús y Juan el Bautista que ya desde el vientre reconoce al salvador en el vientre de María lo que le llena de gozo. En Isabel Dios nos muestra que para Él nada hay imposible y en María el amor a la humanidad que necesita ser salvada. María la mujer de fe; Isabel la mujer de la espera.

El contraste que se da entre una anciana que espera un niño por gracia de Dios y el de una joven que también espera un niño por obra del Espíritu Santo.

Dios va cumpliendo las promesas hechas al pueblo y en la encarnación del Hijo, en el vientre de la Virgen María, se manifiesta la fidelidad de un amor que es eterno y el deseo infinito que Dios tiene de que regresemos a Él y en Él regresemos a su proyecto universal de un amor que es compasivo, misericordioso. Al que nos amemos los unos a los otros. María se pone en camino. Lleva en su ser al salvador del mundo, al Hijo de Dios y aún así ella sigue comprendiendo que, en la humildad, en la sencillez, en el servicio, se manifiesta la grandeza del ser humano. Entre más grandes, más pequeños; entre más importantes más humildades.

La sierva del Señor se hace servidora también en la casa de Isabel.

Somos como María siervos del amor cada vez que nos ponemos en camino y vamos al encuentro de los más necesitados.
 
En casa de Isabel María viene reconocida como la mujer de fe. La que ha acogido la Palabra de Dios, ha creído en Dios y le ha creído a Dios, la que hará posible que Dios haga obras grandes en favor del Pueblo de Israel. Ahora, en María, la Palabra ha encontrado la manera de hacerse carne, de hacerse presencia, de estar para siempre con nosotros. Por María se ha dado a conocer el amor, se ha hecho palpable el Padre, que por medio del Espíritu siempre se abaja a nuestra condición humana para redimirla.
 
María ha creído al Señor; María es bendita entre todas porque la gracia del amor se ha derramado en su corazón; bendita por la fe que acoge y se arriesga; la fe que entiende que a pesar de los miedos o de las preguntas Dios es seguridad y respuesta. La fe que entiendo que de nosotros es abandonarnos y de Dios todo lo demás.
 
Creamos en Dios, creámosle a Dios y que la fe siempre nos de la paz sabiendo que para Dios nada hay imposible. Él nos necesita para seguir dando vida a través de nosotros a los demás. Que venga Jesús a reinar en nuestra vida. Él es alegría, paz y servicio en nosotros para los demás.
 
P. Jaime Palacio.
Para esta semana diciembre 22 de 2024

Fuente: P. Jaime Palacio

Más reflexiones del Padre Jaime Alberto Palacio González, ocd

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