PARA ESTA SEMANA DICIEMBRE 25 DE 2017
Navidad tiempo para amar desde Jesús.
Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, de Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo. Un abrazo con los mejores deseos de paz y bien para cada uno. Dios que nace nos acerque al misterio del amor que se abaja, se entrega y se hace redentor llenándonos de esperanza y alegría para que todos juntos construyamos un reino pleno de amor.
En la liturgia estamos en el cuarto domingo del Adviento y se nos invita a la disposición para acoger la Palabra de Dios que toma carne en cada sí que le damos, como lo hizo María. El ángel también como a María nos dice que no hay que tener miedo a las cosas del Padre porque el Dios que nos ama es el mismo que realiza aquellas cosas que parecen imposibles a los ojos del ser humano. Este domingo nos habla del “si” de María al proyecto de Dios sobre la humanidad, nos invita a contemplar a la madre del salvador, su apertura y valentía.
Nosotros también podemos llenarnos de gracias, “hermosearnos” a los ojos de Dios; podemos hacer que el Señor mire nuestra humildad y pueda hacer grandes obras en favor de su pueblo.
Contemplar a María es también aprender a contemplar todo aquello que estamos llamados a ser. Tal vez nos falte valentía o convicción, pero la verdad es que Dios quiere seguir caminando con su pueblo, ser parte del pueblo y para eso necesita de hombres y mujeres capaces de un sí que cambie sus vidas y las de los demás. Hombres y mujeres dispuestos a encarnar el misterio de grandeza y santidad que se hace amor y acogida en el Jesús que cada uno hace real en el propio rostro, en la propia vida.
Los invito a que en esta Navidad que se acerca le permitamos a Dios que su Hijo se encarne, que su proyecto tome nuestra realidad, que todos seamos Reino de Dios en el mundo. Que en esta Navidad Jesús “se encarne”, que no nazca en un pesebre por falta de sitio en nuestra casa o corazón; hagamos todo para llegue a nuestra casa, para que nazca en el corazón y que se quede para siempre ahí, ese lugar que es su lugar por excelencia.
Entonces vamos a disponernos, a disponer el corazón, a limpiar “el propio pesebre”. Que sea el corazón el que esté libre para que Él lo llene con su presencia; que todo lo que tenemos de bueno ahora tenga un sentido nuevo, un sentimiento lleno de pasión y compasión y una ternura que se hace bondad, beso y caricia frente a quien amamos y que tantas veces no nos corresponde. Con Jesús en el corazón el amor se hace buscador, se abaja, dignifica a los demás. Navidad tiempo para amar desde Jesús.
De corazón lo mejor para esta Navidad. Dios llegue a nuestra casa, llene nuestras vidas y nos ayude a llegar a la meta de amor hacia la cual caminamos. Que sea una Navidad para contemplar el amor, para sentirnos amados y para sentir que podemos amar.
Que la Navidad se convierta en gozo y alegría, que los demás se alegren por la bondad y misericordia que Dios ha tenido al abajarse y escoger nuestro corazón como su casa, su cielo, su lugar de amor. Dios me los cuide y acompañe.
Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.
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