Celebramos la solemnidad de la Inmaculada concepción, dogma que nos hace comprender que Dios prepara el camino para que su Hijo llegue y en todo asuma nuestra condición humana.
Dios ha elegido a María, la preserva del pecado, para que, el cielo, en el vientre de María, siga siendo la casa en la que el Hijo mora.
Dios ha preparado, ha escogido a la joven de Nazareth a la que ha amado desde siempre como la Madre de su Hijo per también es verdad que Dios no es invasivo, respeta la voluntad del ser humano, su libertad; María ante el anuncio del ángel podría decir sí o no, podría aceptar la propuesta que Dios le hace o podría no hacerlo dejándose llevar por sus miedos. La opción por Dios sigue siendo una opción libre y respetuosa. El ángel le dice a María que ella es la llena de gracia, que el Señor está con ella y que la necesita para hacer vida el proyecto de amor que tiene en su Hijo Jesús para la humanidad.
María se sorprende ante el saludo del ángel, se abre al diálogo y sus preguntas no muestran dudas sobre lo que le es anunciado. Ella le cree al ángel, pregunta del cómo será y seguramente qué pasará con José siendo ella una mujer comprometida. Él ángel solo le dice:” no temas María, has hallado gracia ante Dios”.
Eso significa que Dios, autor del proyecto, Padre del Hijo que ha de engendrarse, se encargará de todo. Cuando María dice sí, el Padre de amor, para el que nada hay imposible, dispone los corazones y allana los caminos para que el Hijo tenga descendencia del Rey David, para que pertenezca, como hombre, al pueblo de la promesa y para que, sin perder su condición divina, obre en todo como hombre siempre mostrando que en Él es Dios mismo el que obra.
Y María confía, se abandona, dice sí.
Este sí a Dios abre una nueva página en la historia de la salvación. El Verbo se hace carne y habita entre nosotros. Además, ella es reconocida como la mujer que cree y que además le cree a Dios, que lo que el Padre anuncia, promete, en ella, en su maternidad se hace realidad. Queda un silencio profundo después del anuncio. Sigue el tiempo del Espíritu de Dios. Un silencio cargado seguramente de preguntas, de oración, de miedos.
Qué sigue en la vida personal de María es después que vemos a esta mujer ansiosa yendo a casa de Isabel, en donde es reconocida como Madre de Jesús, del Salvador y en el que ella se reconoce como la humilde sierva a través de la cual Dios prolongará su misericordia y por otra parte vemos al Padre Dios preparando corazones y haciendo entender a José lo que ha sucedido a María. La virgen que con su si se abandona y Dios que con esa respuesta se compromete con ella. Y la cuida, le muestra su amor.
Que esta solemnidad se convierta en una profunda acción de gracias a Dios por amarnos como nos ama, por su fidelidad a las promesas. Que demos gracias a Dios por María que acepta ser la elegida y con su sí la salvación toma el rostro de Jesús. Dios está con nosotros, dispongamos como María nuestro ser para que el Señor se siga haciendo presente como salvador del mundo.
Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.
Lo más leído: Las 20 oraciones destacadas en www.oblatos.com
3. 15 minutos en compañía de Jesús sacramentado
4. Oración de una mujer por la salud de su esposo
7. Oración para antes de leer la biblia
8. Oración para antes de un viaje
9. Oración por los padres difuntos
11. Nueve domingos al divino niño Jesús
16. Oración antes de la confesión
18. Oración para antes de tomar una decisión
Fuente: P. Jaime Palacio
Más reflexiones del Padre Jaime Alberto Palacio González, ocd