Santa María, Madre de Dios
Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo. Un abrazo y todas las bendiciones para el año nuevo. María nos recibe con alegría y de su mano propongámonos caminar en fidelidad a la Palabra de Dios.
Los pastores encuentran en el pesebre la sagrada familia, el diálogo fue intenso, toda una revelación y puesta en evidencia sobre las características que definen al Niño Jesús: Él es el salvador del mundo que ha nacido para alegrar los corazones de los marginados y llevar la buena noticia del amor de Dios a la humanidad. Jesús es el Mesías, el que se estaba esperando con ilusión.
María tiene claro que ese Niño Jesús es el salvador, ella sabe a qué ha venido.
Ella es grande y en el pesebre se hace pequeña, ella conoce el secreto revelado por Dios a ella y a José: ese niño del pesebre es Hijo del Todopoderoso, pero guarda silencio.
María conservaba las cosas y las meditaba en el corazón. Conservar las cosas en el corazón era permitir que Dios aconteciera con plena libertad. Ella no quería ser un obstáculo y por eso la prudencia con la que vive cada acontecimiento la engrandece, de tal manera, que la hace una verdadera sabia.
María cumple la voluntad de Dios no solamente al acoger con su sí en el vientre al Niño sino también a lo largo de la vida de Él, por ejemplo José y ella colocan al Niño el nombre que Dios les ordenó, a través del ángel. Van con el Niño a donde sea necesario para protegerlo, se establecen en otras poblaciones para evitarle peligros. Jesús mismo dirá que su Madre es dichosa porque escucha la Palabra de Dios y la pone por obra.
Por María, la mujer, nació Jesús (Gal. 4,4-7).
La santísima virgen María, la mujer que en san Juan anticipa la hora; la mujer que junto a la cruz recibe a Juan como discípulo. María la compañera de camino de Jesús; la que canalizó en su ser el amor de Dios dado en su Hijo. María la que le siguió en fidelidad, la que estuvo en la soledad del dolor y de la pasión, en la algarabía de la cruz, de su muerte, en la tristeza de la sepultura y en la alegría de la Pascua. La Madre de Dios, la que hoy celebramos, la que nos dio la alegría de abrirle la puerta a la salvación.
María hoy nos regala el saludo del feliz año y nos invita a caminar con ella por senderos de paz. Aprendamos a meditar y guardar las cosas de Dios en el corazón. Y que con ella nosotros también recibimos con alegría el elogio de aquellos que han creído en la Palabra de Dios y la han puesto en práctica.
Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.
Fuente: https://parroquiacarmelitascucuta.com
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