Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo, mi saludo que va cargado de bendiciones y buenos deseos para la semana que comenzamos y en la que estamos siendo invitados, en la persona de Juan el Bautista, a reconocer en Jesús a aquel que haciéndose débil y frágil en la humanidad, es el Cordero de Dios.
Él será quien cargue con el peso de nuestros pecados, será quien donará la vida libremente por nuestra salvación; será quien desde la pobreza, abandono y miseria de la cruz, mostrará su amor, nos perdonará los pecados y nos llevará con Él a la eternidad. Es el Hijo de Dios. Jesús es presentado a dos de sus discípulos que sin dudarlo dejan todo y siguen a Jesús, se ponen detrás de él para ir conociendo el camino, su vida, su ministerio.
Seguir a Jesús implica que tengamos claro lo que queremos
Ellos le han dicho: queremos saber dónde vives, es decir, dónde está el centro, el misterio de tu vida, la razón de que estés con nosotros. Dónde es tu lugar de encuentro, de intimidad, de tu soledad. Y Jesús nos invita a que vayamos con él, que nos llenemos de su vida. Él ya no guarda misterio ante los suyos, se les revela tal y cómo es. “Vengan a ver”.
Es una invitación que el Señor extiende a cada uno de nosotros que nos ponemos en el camino del discipulado, del seguimiento. Ir con Jesús, caminar con él, quedarse con él. La experiencia del encuentro, el compartir con el Señor, pasar tiempo con él, habitar en su casa, se convierte en una razón para salir y contar, para predicar, para contagiar a todos, desde la alegría, de Jesús. “Hemos encontrado al Mesías”. Un buen propósito está en que nosotros conduzcamos a muchos a Jesús. Salgamos a contar lo que nos pasa cuando estamos en su presencia.
Andrés, con su motivación y entusiasmo, conduce a su hermano Simón a donde Jesús.
Andrés encontró al Cristo, al ungido de Dios. No cabe duda que en Jesús todas las promesas llegan a su plenitud. Es imposible conocerlo y no anunciarlo; hacerlo cercano a los seres queridos y a todos los buscadores de Dios. Simón acepta la invitación y el encuentro da como resultado un cambio total para Simón. Jesús lo mira, descubre todo el valor, todo el ímpetu, toda la grandeza de Pedro como líder y lo elige; lo hace la roca sobre la cual la Iglesia se fundará, se consolidará. Jesús cambia la vida de Simón, ahora una misión lo definirá. Será roca, piedra, base. Simón será Pedro.
Jesús lo es todo, sigámoslo, pongamos en camino. Vayamos a dónde Él vive y estemos con Él. De la experiencia de encuentro surge el anuncio.
Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.
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3. 15 minutos en compañía de Jesús sacramentado
4. Oración de una mujer por la salud de su esposo
7. Oración para antes de leer la biblia
8. Oración para antes de un viaje
9. Oración por los padres difuntos
11. Nueve domingos al divino niño Jesús
16. Oración antes de la confesión
18. Oración para antes de tomar una decisión
19. Ave María en varios idiomas
20. Coronilla de la divina misericordia
Fuente: P. Jaime Palacio
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