CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CORAZONES SANTÍSIMOS

PARA ESTA SEMANA ENERO 16 DE 2021

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“Hagan lo que Él les diga”.

Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito y de tantas partes del mundo. Un abrazo cargado de bendiciones, Dios los acompañe en esta semana que comenzamos y que Jesús siga siendo la razón de nuestra alegría.

El texto de las bodas de Caná nos narra el primer signo del Evangelio de San Juan. Un signo que lleva a preguntarse a quienes han sido testigos sobre quién es Jesús. Este Jesús que llega en el momento preciso, que quiere responder a las necesidades que tenemos y que transforma la vida de quien se acerca a Él con sincero corazón. En la fiesta de bodas la pareja no tenía más vino, se les acabó, no sabemos por qué pero algo falló. Y este es un problema grave cuando los invitados están aún celebrando.

Se acaba la razón de la alegría.

Jesús y sus discípulos también fueron invitados y es en Caná donde Jesús, a través de un signo, se manifiesta como el vino nuevo, el mejor. Jesús es el vino nuevo que alegra, con amor, el corazón del ser humano; es la buena noticia del Padre que nos recuerda un amor sin fin lleno de misericordia y de compasión.

María, la madre de Jesús, aparece por primera vez en el Evangelio de san Juan presente en las bodas de Caná. A María se le muestra como una mujer detallista y comprometida. Una mujer atenta a las necesidades de los demás y además como la madre que confía en su Hijo. La respuesta que le da Jesús puede ser que nosotros no la entendamos, pero ella sí que la entendió por lo que nos muestra el Evangelio en los siguientes versículos. María sabe que en Jesús puede descargar sus preocupaciones.

Ella más que nadie conoce del amor solidario y compasivo de su Hijo.

Y ella sabe que Jesús sabrá cómo ayudarle y por eso le deja su preocupación, su petición.

Jesús es la alegría y su mensaje el vino nuevo. Ya no será el agua la que purifique, sino que será Jesús mismo quien transforme la vida. La hora de Jesús, en la que no solo muestra la fidelidad de Dios a pesar del pecado de la humanidad, sino también el amor hasta el extremo, hasta la plenitud con la entrega de su vida, Él mismo dice que no ha llegado. María no sabe que, en la llegada de la hora de Jesús, de su glorificación, llegará también la hora de ella para interceder.

Y de nuevo la necesidad no tiene espera; Jesús realiza un signo que mostrará que el mejor de los vinos es Él y su enseñanza. Al contacto con el Señor hay un cambio en la esencia del agua y esto hará que la fiesta de la vida sea una alegría sin fin.

María, expuesta la necesidad ante su Hijo, espera una respuesta.

Que ella está segura vendrá en el tiempo, en el momento más oportuno. Ella intercede, nosotros preparamos el corazón para estar dispuestos a hacer lo que Él nos diga, cuando llega el momento y somos dóciles y obedientes, la vida cambia. Jesús nos transforma la vida desde su Palabra. Jesús hace que el vino, la alegría, no se acaben. Jesús entra en nuestra historia, en los momentos más difíciles Él nos ayuda, en la oscuridad Él nos ilumina, en la tristeza Él nos consuela y en la debilidad nos Fortalece.

Hagamos una escuela aprendiendo de María su fe y seamos obedientes a sus enseñanzas. Aprendamos de Jesús a ser solidarios, a dar lo mejor y a que la vida se transforme desde el encuentro con Él.

Con mi bendición:

P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.

Fuente: http://ow.ly/KDgs50Fe8gz

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