PARA ESTA SEMANA ENERO 22 DE 2018
“Que nadie impida el regreso a Dios”
Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, de Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo. Reciban mi saludo que lleva los mejores deseos de paz y bien. También reciban la invitación que Jesús nos hace: convertirnos y creer en el Evangelio. Convertirse que es volver a los caminos de Dios y creer en el Evangelio que implica de parte de muchos, incluyendo a los creyentes mismos, un cambio de mentalidad frente a los muchos conceptos que se tienen de Dios y de su Palabra. Conversión y fe en la Buena Noticia son realidades, invitaciones que aparecen al inicio de la vida pública de Jesús.
Pienso que nunca será tarde para aceptar la invitación de Jesús. El Reino está cerca y debemos estar preparados. Abrirle las sendas al Señor, prepararle los caminos, convencerse de una vez por todas que el Evangelio nos muestra la realidad de Dios en su expresión más amorosa y misericordiosa y que hacer del Reino de los cielos una experiencia real de vida cambiará la manera de vivir y sobre todo de pensar de las personas, comenzando por las que le han creído, han dejado todo y han seguido a Jesús.
Jesús llama a personas sencillas a que le sigan, Jesús va vinculando personas al proyecto del Reino, Jesús necesita de mensajeros que propaguen el Evangelio, que inviten a la conversión, al cambio de vida, al regreso a la experiencia de Dios pero desde la novedad del Evangelio, del Dios que se hace cercano, que abraza y acoge con ternura, con amor a todas las personas. Se necesitan hombres y mujeres que no tenga miedo, que lo dejen de todo por la causa del Reino. Personas que se convenzan que en Jesús está todo lo que necesitamos para ser felices y plenamente humanos.
Jesús camina, predica, Jesús nos necesita.
Jesús está cumpliendo la misión que el Padre le ha encomendado, está mostrando el amor que Dios nos tiene, lo importante que somos el uno para el otro y nos enseña la necesidad que hay de perdón, de reconciliación, de amor. El tiempo se ha cumplido. Ahora es el tiempo de Dios. Ha llegado la hora en la que debemos comprometernos con la causa del Evangelio, es decir con el ser humano y la creación. Que no sea el pecado el que nos margine sino el amor el que nos acerque, que sea la misericordia de Dios la que cambie el corazón y no la condenación la que quite posibilidades.
Muchos de nosotros debemos dejar la comodidad o la seguridad para poder salir con libertad, para poder trabajar por el Reino, por la causa de Dios. Muchos debemos regresar a Dios, necesitamos convertirnos, pero sobre todo necesitamos enamorarnos de Dios, volver al proyecto y entender que todos en Jesús somos uno solo, tenemos la misma dignidad y somos amados, hechos para el amor. Es un amar a Dios, amarnos y amar a los demás.
Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.
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