PARA ESTA SEMANA ENERO 26 DE 2020
Jesús es luz, Palabra salvadora, presencia amorosa del Padre.
Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, de Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo. Un abrazo cargado de bendiciones. Lo mejor para la semana que comenzamos, Jesús es luz y ha venido a iluminar. Ser luz es su propiedad, su esencia. Él resplandece, su brillo es propio. Jesús es luz y quien camina en las tinieblas encuentra en Él el camino por el que deber transitar con seguridad y serenidad.
Jesús inicia su predicación en una tierra en la hay muchos paganos, entre gente que miran la vida de otra manera a como la miran los judíos. La predicación comienza en un lugar en el que están, para los religiosos judíos, los excluidos del amor del Dios, de sus proyectos, de la salvación. Y justo es en ese lugar y para esa gente que la luz de Dios brilla y que la invitación por parte de Jesús para comenzar un proyecto nuevo fundado en el amor, en la acogida y en la misericordia, se hace realidad.
Jesús invita a la conversión, al regreso, a volver a los caminos de Dios.
A que pensemos la vida y tratemos de hacer de ella lugar de encuentro, de paz y de amor. La vida que nosotros tenemos es la vida de Dios, Él nos existe, vivimos en Él y por lo tanto convertirse es también permitir que la luz de Dios resplandezca a través de nuestros actos y palabras.
Jesús predica el Reino, su presencia restauradora en el que todos podremos entender que la paz y la salvación es tarea de cada uno. Predica que el Reino está cerca, toca a la puerta, nos invita al cambio de vida. El Reino es la presencia amorosa de Dios que se ha hecho cercano.
Jesús es el Reino que pide ser acogido porque solo desde Él podremos cambiar el mundo, podremos construir una sociedad nueva y sobre todo desde Él seremos fuerte para perseverar en la lucha y alcanzar el bien de la humanidad.
Abramos el corazón a Jesús que pasa, que nos llama y que nos invita a ser protagonistas de una nueva historia, de una nueva pesca. Ser del Señor es ser también Reino y Salvación para los demás.
Jesús pasa por nuestras vidas y quiere a través de nosotros seguir sanando y salvando.
Jesús quiere que nos estemos con Él, que participemos de su vida y por eso nos llama. No tengamos miedo al sí; no tengamos miedo y dejemos todo por Él; nos tengamos miedo ya que el amor vence todo temor.
Dios nos ama y quiere llenar de alegría y de paz nuestra vida. Vale la pena dejarlo todo por Él; vale la pena convertirse y caminar de su mano.
Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.
Fuente: http://ow.ly/2Gvh50xZb2k
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