PARA ESTA SEMANA ENERO 9 DE 2022
Bautismo del Señor.
Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo. Un abrazo cargado de bendiciones.
Celebramos el Bautismo del Señor y en este acontecimiento, que estuvo marcado por el “descenso” del Espíritu que se posó sobre Jesús y por la voz del Padre que lo presenta al mundo como su Hijo amado, el predilecto y que debemos escuchar, celebramos también el nuestro bautismo. Haber sido elegidos para recibir el baño que nos purifica y da fuerzas, el hacer sido ungidos, consagrados a Dios y el tener el Espíritu Santo que es nuestra fuerza, son algo de los tesoros con los que el Señor nos ha adornado para ser en el mundo impronta de su ser y de su amor.
Para el bautismo del Señor ya Juan Bautista lo había preparado todo y había dispuesto muchos corazones para Dios.
El camino estaba en gran parte allanado y Juan le había dicho a la gente con claridad lo que tenían qué hacer después de haber aceptado el convertirse y recibir el bautismo con agua como signo de una nueva vida. La gente, los discípulos de Juan e inclusive él mismo esperaban la llegada y manifestación del Hijo de Dios que Juan sabía estaba presente en medio de nosotros.
Juan enseña que Jesús es grande, es fuerte. Que ante su presencia lo único que nos queda es tener apertura y gesto de reverencia. Jesús trae el fuego de Dios y el Espíritu que le acompaña también será nuestra compañía en la medida que le aceptemos y dejemos nuestra voluntad y querer solo en Él. Y Jesús fue bautizado por Juan, también él comenzaba la vida pública, también él reconoce el bautismo de Juan y se hace discípulo con el que quiere comenzar una vida nueva y está dispuesto a ser purificado por el fuego del Espíritu y lavado de toda mancha de pecado.
Jesús “entrando” en nuestra historia quiere dar sentido a la vida, llenarla de esperanza y de alegría.
El Bautismo fue su puerta de entrada en el que recibió al que le acompaña desde siempre y aquí en la tierra ser hará caminante: el Espíritu Santo.
En el Bautismo de Jesús el Espíritu baja y se hace corporal. Asume nuestra realidad para vivir en cada uno como presencia divina que revitaliza la nueva vida. Jesús ha bajado a las aguas en las que los pecadores han dejado sus culpas; Jesús es Dios que se abaja, se ensucia y se compromete con la humanidad. Y ha bajado para que nosotros subamos, se ha ensuciado para que nosotros obremos con corazón limpios, por eso la importancia de escuchar la voz de Dios que se pronuncia en su Hijo.
A Jesús debemos escuchar y sobre su Palabra construir la propia vida.
Ser bautizado es un regalo que llena de gracias y hermosura la vida; regalo que nos trae consigo el don de Dios, de su amor y además toda su fuerza para que nosotros estando en el mundo sigamos haciendo posible el amor que cambia corazones, transforma vidas.
Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.
Fuente: http://ow.ly/KDgs50Fe8gz
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