Primer domingo de Cuaresma
Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo. Mi saludo que lleva los mejores deseos de paz y bien y sobre todo en este tiempo de Cuaresma que hemos iniciado en el que se nos invita a detenernos, evaluar lo que ha sido nuestra vida, llenarnos de buenos propósitos y comenzar a caminar hacia el encuentro de Dios que amorosamente nos espera.
El camino al parecer es largo, pero vale la pena comenzar con la seguridad que Dios mismo lo llevará a feliz término. 40 días nos regala la liturgia de la Iglesia para que nos preparemos a conciencia a la vivencia de la Pascua. 40 es el tiempo necesario para que nos vayamos purificando, para generar algo nuevo en nuestras vidas. Tiempo para volver al amor y a sentir que quien nos redime lo ha hecho porque nos quiere felices: viviendo a plenitud la vida. Entregando lo mejor de cada uno.
El primer domingo de Cuaresma nos presenta a Jesús, que conducido por el Espíritu, se retira al desierto.
Lugar en el que se toman las decisiones en medio del silencio y de la soledad. Estamos presenciando la preparación remota, por parte de Jesús, a todo lo que será su ministerio. La oración es fundamental en este proceso de preparación. Jesús sabe lo que le espera y lo que podría suceder si el mensaje no es acogido; Jesús sabe que muchos necesitan saber lo que Él trae como noticia de Dios, pero a muchos el mensaje incomodará porque la experiencia de Dios, del encuentro con Padre, lo han fundado no en el corazón sino en la norma, en la costumbre, en las tradiciones. No en vano el Espíritu es quien lo impulsa o conduce, quien lo acompaña y llena de fuerzas. En poco comienza el camino de la entrega, de la vivencia de la fidelidad. En poco Jesús estará desenmascarando al Padre y mostrando al mundo el rostro real de Dios que ama sin condiciones.
Nos dice el texto (Mc. 1, 12-15) que en los días en los que Jesús estuvo en el desierto fue tentado por Satanás, lo retaba en su poder, quería medir sus fuerzas y la capacidad de ser fiel al Padre. En las tentaciones Jesús sale vencedor. Tiene claro a qué ha venido, lo que tiene que hacer y sabe que no está solo sino que el Espíritu Santo será su compañía, consuelo y fortaleza. El Espíritu es el vínculo directo de Dios, su Padre en el Espíritu se entrega, con su Hijo, en este proyecto de salvación.
Y después de la experiencia del desierto, de la preparación, sale Jesús a predicar el Evangelio de Dios.
Nos revela lo que hay en su corazón y nos anuncia que Dios de amor ha venido a instaurar el Reino en medio de la humanidad y que en ese Reino todos tienen cabida, todos tienen una misión, todos entienden que amar es plenitud de vida y que en la entrega y servicio está la verdadera felicidad del ser humano.
Los invito a dejarnos conducir por el Espíritu y a que en este tiempo tomemos las decisiones que tenemos que tomar frente a los compromisos que nos genera el hecho de ser de Cristo y de conocer el amor con el que nos ama. Volver a tomar de la mano a Dios, reconocer nuestra fragilidad y crecer en fidelidad y entrega, eso es Cuaresma.
Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.
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4. Oración de una mujer por la salud de su esposo
7. Oración para antes de leer la biblia
8. Oración para antes de un viaje
9. Oración por los padres difuntos
11. Nueve domingos al divino niño Jesús
16. Oración antes de la confesión
18. Oración para antes de tomar una decisión
19. Ave María en varios idiomas
20. Coronilla de la divina misericordia
Fuente: P. Jaime Palacio
Más reflexiones del Padre Jaime Alberto Palacio González, ocd.