CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CORAZONES SANTÍSIMOS

Para esta semana febrero 20 de 2022

Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, el Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo. Les mando en un abrazo lo mejor para esta semana. Todas las bendiciones y que Dios les acompañe e inspire cada una de las obras por hacer.

Desde el Evangelio que se nos presenta en este domingo VII del tiempo ordinario (Lc. 6, 27-38) podemos afirmar que el amor de Dios, que sobrepasa cualquier pensamiento humano, se manifiesta en la bondad y en la misericordia con la que se relaciona con nosotros. Un amor que viene a encontrarnos, si estamos perdidos, a rescatarnos si somos prisioneros del pecado o inclusive de nosotros mismos; viene a sanarnos, perdonarnos e invitarnos a una nueva forma de relacionarnos con nosotros y los demás, relaciones que nacen de la aceptación de la diversidad del otro, del amor, del respeto y de la compasión y misericordia que podemos sentir por quien nos ha fallado, ofendido o a pecado.

Y así como ni el amor ni la misericordia de Dios se agota en el pecado o en la ingratitud, tampoco nuestro amor, si es de Dios y viene de Él, se puede agotar.

Tenemos, por haber sido creados a imagen y semejanza de Dios, y por haber recibido el Espíritu Santo, que es don de Dios y fuerza de Dios, todos los medios para ser en medio de la humanidad constructores de un mundo nuevo y de una nueva justicia en la que la otra persona nunca pierde su valor, sino que se le llena de posibilidades para que crezca y pueda sacar de lo más íntimo de su ser el amor que es la gran riqueza que tenemos por bondad del mismo Padre creador.

Dios nos ama, nos ha creado por amor y su esencia es ser amor.

Él nos conoce y sabe hasta dónde podemos llegar en las relaciones con los demás y así juntos alcanzar la paz verdadera y ayudarle a construir su reino nuevo. Él nos conoce y sabe de nuestras capacidades, al fin de cuentas nunca ha dejado de soñar con el hombre que se deje renovar desde el amor y que sea capaz de nacer de nuevo del agua y el Espíritu. Si esto no fuera claro Él nunca nos hubiera pedido que oráramos, que amaramos, que perdonáramos, que fuéramos compasivos, buenos, misericordiosos. Dios jamás pide imposibles porque hasta lo que nos parece imposible Él lo hace posible.

Nosotros debemos tener presente que Dios que nos ama, nos acompaña; no nos trata según nuestros méritos y espera una respuesta del amor. Todos tenemos posibilidades de bien, de amar y todos caminamos al encuentro, vamos de regreso a la casa del Padre. Por eso esta vida, nuestro espacio, nuestra gente, son la posibilidad en la que debemos cumplir la misión, hacer las obras que el Padre quiere. Nacimos para amar y el amor es paciente, comprensivo, misericordioso, compasivo.

Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.

Para esta semana febrero 20 de 2022

Fuente: http://ow.ly/KDgs50Fe8gz

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