Las tentaciones.
Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo. Reciban mi saludo cordial con los mejores deseos de paz y bien en el Señor, que el camino que nos lleva a Pascua esté colmado de fidelidad y de entrega a los demás.
El Evangelio de este primer domingo de Cuaresma nos habla de la preparación inmediata que tiene Jesús antes de su vida pública. El Espíritu lo lleva al desierto. Lo que le espera al Señor es complicado, lo que dirá será cuestionado, lo que enseñará deberá ser justificado y sus enseñanzas serán criticadas y consideradas blasfemias.
Lo que Jesús hará generará interrogantes con respecto a la autoridad y hasta lo acusarán de estar aliado con Satanás.
Jesús en el Bautismo recibe el Espíritu Santo, el mismo que hoy lo llevará al desierto y que también será su compañero de camino. El Espíritu y posará siempre sobre Él para que su Palabra sea viva, eficaz, verídica y para que sus obras sean las del Padre. Ese Espíritu, recibido en el Bautismo y que luego Él dará a los suyos, a los discípulos, será el que los hará capaces de predicar el Evangelio, los llenará de paz y los impulsará a salir.
Jesús, hoy llevado por el Espíritu al desierto, ha conocido bastante sobre el ser humano, sobre formas que tienen de vivir la fe, de aplicar las normas, de enseñar a Dios y también ha conocido de sus capacidades para el bien y del mal. Jesús ha visto que la salvación es excluyente, que el odio, el rencor, la mentira son común entre la humanidad…
Ahora, en el desierto, debe tomar la decisión de apostarle al proyecto de Dios.
Jesús es tentado, quisiera el mal ser protagonista en la historia de la salvación para alejar cada día más y más almas de Dios, pero Jesús es fuerte, está convencido de su misión. Jesús sabe resistir porque sabe que el Padre no lo dejará solo, calmará su hambre y sed. Sabe que lo que le ofrece el tentador existe en Dios con creces. Las tentaciones le sirven a Jesús para reafirmar su fe en el Padre, para entender que su misión debe comenzar pronto.
Las tentaciones son las puertas que se abren para comenzar de una vez por toda la misión de ir por el mundo a anunciar la buena nueva de la salvación. Y así como el Espíritu lleva a Jesús al desierto, el diablo o tentador también lo lleva. El primero lo conduce para centrarlo, el segundo para seducirlo, el primero para que experimente la necesidad de Dios, el otro para saciarlo de lo que no es necesario o que ya Dios le proveerá.
Siempre estaremos siendo llevados, tentados, seducidos como Jesús.
Pero nosotros somos los que debemos elegir, tomar la decisión si caemos o no, si nos mantenemos o no. El desierto y la tentación son para tomar decisiones. Debemos prepararnos para tomar siempre las mejores. No sea el hambre o los deseos de poder y de tener los que nos lleven a dejar que sea el diablo el que tome el protagonismo en nuestra vida. Debemos siempre dejar el lugar a Dios.
Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.
Fuente: https://parroquiacarmelitascucuta.com
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